“Porque todo el que ha nacido de
Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe.”
1 Juan 5:4 (Nueva Versión
Internacional)
He escuchado creyentes decir que cuando no eran
cristianos les iba mejor. Porque no tenían pruebas o porque en apariencia la
vida les sonreía, pero cuando comenzaron a vivir el evangelio su vida comenzó a
ser azotada por adversidades. Lo cual es solamente un punto de vista erróneo.
Siendo que si esas personas hubieran vivido esas adversidades cuando no creían
en Dios, seguramente acabarían muy mal. Siendo que Dios les había brindado la
posibilidad de aligerar su carga estando junto a ellos. Además de que hay
consecuencias en las vidas de las personas que en ocasiones las llaman pruebas
de Dios.
Ser cristiano no garantiza que llevaremos en todo
momento una vida tranquila, o con ausencia de complicaciones. Incluso Jesús
dijo que en este mundo tendríamos aflicción, pero que confiáramos porque Él ha
vencido al mundo (Juan 16:33). A diferencia de las personas que aún viven en
tinieblas o bajo el yugo del enemigo, los cristianos tienen a Alguien que ha
vencido las pruebas de este mundo: a Jesús. Y Él nos ofrece la fe que
necesitamos para vencer las aflicciones de la vida. Los hijos de Dios a
diferencia de las personas no creyentes, tienen la garantía de que el Dios
Altísimo tiene pensamientos de bien y no de mal para darles un futuro y una
esperanza. Siendo Dios quien en Su misericordia convierte nuestras aflicciones
en bendiciones (Romanos 8:28).
Ten el tipo de fe que vence al mundo. No fijes tu
mirada en las situaciones externas, mejor mira a tu Señor que derrotó cualquier
aflicción de este mundo. Él derrotó al mundo, al pecado y a la muerte para
darte perpetua paz. No pierdas la paz que Jesús pagó para ti. Si te falta fe
para vencer al mundo, pídele a Dios que te la de y así vencerás.
Jesús tuvo la victoria para ti en la Cruz, vive esa victoria.
Autor: Richy Esparza
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