OBJETIVOS DE LA SEMANA
· Los
niños conocerán el significado de que Jesús es nuestro abogado.
· Aprenderán
lo que significa haber vivido para Cristo en esta vida y lo que Jesús será para
cada uno de ellos en el Tribunal de Cristo.
· Los
niños se comprometerán a vivir para Cristos en esta vida y hacer lo bueno ante
los ojos del Señor.
BASE BIBLICA: 2da.
Corintios 5:10; Hechos 17:30-31; Juan 14:21.
TEXTO PARA MEMORIZAR: 1 Juan 2:1
“Hijitos míos, estas cosas os escribo para
que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre a
Jesucristo el justo”.
HISTORIA BÍBLICA
Porque es necesario
que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo
que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el
cuerpo.
II Corintios 5:10.
Hay
cortes para que las personas puedan solucionar problemas y para que los jurados
provean justicias a aquellos que se les ha hecho un mal. Si las cortes
funcionan como deben, la verdad saldrá a la luz. Eso sucede mejor cuando hay un
juez bueno y cuando las personas que están siendo juzgados tienen un abogado
bueno. La Biblia nos dice que un día, todos nosotros tendremos que estar ante
Dios para ser juzgados. Tendremos que testificar de cómo vivimos nuestras
vidas… lo bueno y lo malo. Es bueno saber que cuando eso suceda, Jesús será
nuestro juez y nuestro abogado. La Biblia dice en Hechos 17:30-31 que Dios ha
puesto un día en el cual Jesús juzgara a toda la gente de la tierra. Él hará
esto porque Dios le ha dado ese mandato y lo hará con toda justicia. Jesús no
hará ningún error en su juicio. No se llamaran testigos porque Él sabe todo
acerca de lo que hemos hecho, y Él nos juzgará a base de nuestras actividades.
La Biblia nos dice que seremos juzgados a base de lo que hicimos cuando se nos
ofreció el regalo, gratis, de la salvación. Cuando estemos ante Dios y Su Hijo,
Jesucristo, la pregunta será, “Qué hizo con Jesús, ¿Lo aceptó como su
Salvador?” La pregunta se concentrará no en lo que dijimos, sino en lo que
actualmente hicimos para comprobar que nuestra vida fue cambiada cuando
invitamos a Jesús a ser nuestro Salvador y Señor. Hizo una de dos cosas, lo
aceptó como Señor de su vida, o no lo hizo. Y si lo hizo, fue obediente a Él.
Los que aman a Jesús, le obedecen. (Juan 14:21) La Biblia nos dice que cuando
Jesús convoque la corte, todo lo real acerca de nuestras vidas será como un
libro abierto, y no sólo Jesús, sino que todos los demás verán como nos
comportamos como hijos de Dios. Pablo, el apóstol, le dijo a Timoteo, su amigo
joven, “Por lo demás me espera la corona
de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no sólo a
mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida.” (II
Timoteo 4:8 NVI) Hay otra cosa acerca del juicio. Cuando seamos juzgados,
tenemos el mejor abogado, como un licenciado, que pueda haber. Jesús no sólo es
nuestro juez, también, es nuestro abogado. Hechos 2:16 dice que nuestro juicio
es a través de Jesús. En Apocalipsis 3:5, Jesús promete a todos los que son sus
hijos, que Él confesará nuestros nombres ante Dios Padre y todos los ángeles.
Con Jesús a nuestro lado, no nos pueden equivocar por alguien que no confiesa a
Jesucristo como Señor. Hay ocasiones en que las cortes aquí en la tierra
cometen errores. La gente es condenada y sentenciada a castigos que no merecen.
Eso puede suceder porque el juez cometió un error en aplicar la ley. Puede
suceder porque alguien dio testimonio falso… mintieron, o el testigo se
equivocó de lo que oyó o vio. Pero eso no va a suceder en el juicio de Dios.
Tenemos como nuestro juez, a Jesús. Jesús nos amó tanto que vino a la tierra a
vivir y a morir por nuestros pecados. Jesús hizo posible que pudiéramos estar
bien con Dios. Jesús, el único hijo de Dios, también es quien va a estar a
nuestro lado y decirle a Dios que somos de Él. Isaías 53:13 dice que Jesús
llevó nuestros pecados y hace intercesión por nosotros, por todos cuyos pecados
Él perdonó. Cuando Jesús intercede por nosotros, Él es nuestro abogado. No hay
ninguna manera que puede haber errores en ese juicio.
APLICACIÓN A LA VIDA DIARIA
Cuando
estemos ante Dios y su Hijo, Jesucristo, la pregunta será, “¿Que hizo acerca de
la decisión de aceptar a Cristo como su Salvador? La pregunta se concentrará no
en lo que dijimos sino en lo que actualmente hicimos que comprueba que nuestra
vida cambió cuando invitamos a Jesús a ser El Señor y Salvador de nuestras
vidas. O ha aceptado a Jesús como Señor de su vida o no lo ha hecho. Si no lo
ha hecho, ¿Qué espera? No sabemos cuánto tiempo nos queda. A ninguno se nos
promete el día de mañana. ¿Por qué no acepta el regalo más grande de Dios hoy,
la salvación?
A TRABAJAR CON LAS MANOS
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