ACTIVIDAD
ENREDADERA DE UVAS: Coja
un papel de kraff y péguelo horizontalmente a la pared o póngalo en la mesa o
suelo. Dibujen una línea doble curvada u ondulada representando un vástago o
rama bien larga. Luego, corten pedazos de papel de construcción para simular
las hojas y péguenlas en varios lugares
de la rama. Pídales a los niños que pinten racimos de uvas con las puntas de
sus dedos mojadas en pintura dactilar violeta. Cuando terminen su dibujo,
pueden escribir: Jesús dice, “Yo soy la vid” en la parte inferior de la obra de
arte.
DEVOCIONAL
¿CUÁL ES EL SECRETO DE LA VICTORIA?
En la vida cristiana es “permanecer en Cristo”.
¿Cómo yo “permanezco en Cristo”? Yo permanezco en Él
haciendo lo que Él quiere que yo haga—amándolo, obedeciéndole y contando con Él
para cuidarme.
Un
gran hombre de Dios, Evan Hopkins, una vez le explicó a su pequeño hijo de seis
años lo que significa “permanecer en Cristo”.
El pequeño Evan había recibido a Cristo como su Salvador cuando tenía solo seis
años de edad y su padre quería que el entendiera lo que significaba permanecer
en Cristo.
El padre llamó a su hijo a su oficina. Él tomó una
tarjeta y dibujó un círculo. Dentro de él hizo un listado de todas las cosas
que Cristo es para nosotros.
(Puede hacer este esquema en grande para que lo vean los niños)
Poniendo la punta de su lápiz en el centro del
círculo, él dijo, “Mira hijo, ves ese lápiz. Yo
quiero que permanezcas en Cristo como el lápiz está en el círculo. Dentro vas a
encontrar de todo para hacerte feliz, amoroso y obediente. Pero hay muchas
puertas pequeñas alrededor del círculo. Es cuando sales por una de esas puertas
que eres desobediente”.
Luego dibujó unas puertecitas en
el círculo. Estas puertas representaban los pecados que nos apartan de
permanecer en Cristo.
El
pequeño Evan estaba tan feliz de entender esto, y les contó a otros en su
propio lenguaje lo que había escuchado. El llevaba consigo la tarjeta para
poder explicar lo que significaba el permanecer en Cristo y como él se estaba
manteniendo en el círculo.
Pero
un día, el pequeño niño vino llorando donde su padre. Cuando su padre le
preguntó por qué estaba llorando, su hijo dijo, “Me salí del círculo”. Su temor era que no
pudiese volver a entrar.
El padre se arrodilló con su hijo y
miraron la tarjeta juntos. El padre dijo, “Ahora, Evan, ¿por cuál puerta saliste?” El
hijo le mostró a su padre.
“Bueno”,
dijo el padre, “la mejor manera de entrar de
nuevo es entrando por la misma puerta por la que saliste. Y la manera en que
haces eso es confesando ese pecado a Dios. En el momento en que hagas eso, Dios
te perdona de ese pecado y tu entras de nuevo al círculo y una vez más estás
permaneciendo en Cristo”. ¡Cuán feliz estaba el niño de
escuchar esto!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario