Hace mucho tiempo,
antes de que alguno de ustedes naciera, había un juego en la televisión que se
llamaba “¿En quién confías?” Hoy vamos a jugar nuestra versión de “¿En quién
confías?” El juego se juega de esta forma. Primeramente les diré qué tipo de pregunta
haré. Puedo decirles que haré una pregunta bíblica. Entonces le diré a uno de
ustedes: “¿En quién confías?” Usted entonces escogerá una persona en la cual
confía para que conteste la pregunta correctamente.
¿Están listo para
jugar? OK, ¡Juguemos! Tengo una pregunta bíblica. Juanito, “¿En quién confías?”
(Juanito entonces escogerá una persona para que conteste la pregunta. Asegúrese
de que las preguntas son apropiadas para que los niños puedan contestarlas y
nadie se sienta mal.)
Aquí está la
pregunta: “¿Qué persona de la Biblia fue tragada por un pez muy grande?”
(Jonás, por supuesto.)
¡Tremendo! Juanito
sabía que él podía confiar en (nombre) para contestar la pregunta.
Tratemos nuevamente.
Esta vez haré una pregunta de la televisión. María, ¿en quién confías? (María
escoge a alguien en que confíe para contestar la pregunta correctamente.)
La pregunta es:
¿Quién es verde y vive en un zafacón en la Calle (o Barrio) Sésame? (Oscar el
grouch o Oscar, el gruñór. - De seguro sabías esa.)
¡Vaya! ¡La verdad es que
son muy inteligentes!
El jugar “¿En quién
confías?” puede ser muy divertido, pero en la vida real es mucho más importante
para nosotros saber en quién confiamos, y yo sé dónde buscar la respuesta.
Podemos encontrar la respuesta a esa pregunta en la Biblia. El Salmo 23 es uno de
los más queridos pasajes de toda la Biblia. Cuando leemos el Salmo 23, nos
parece como si alguien le acabase de preguntar a David “¿En quién confías?” Su
contestación fue “El Señor es mi pastor, nada me falta.”
David era un pastor y
sabía que las ovejas podían confiar en el pastor en cualquier situación. Cuando
las ovejas están hambrientas, el pastor las lleva a pastos verdes donde tengan
suficiente hierba que comer. Cuanto tienen sed, él las lleva a un riachuelo
tranquilo en el cual puedan beber agua. Cuando las ovejas están en peligro de
ser devoradas por animales salvajes, el pastor es su protector. Las ovejas
pueden confiar en el pastor en cada situación.
Todos los días nos
encontramos encarando situaciones de gran dificultad y alternativas difíciles
de escoger. Muchas veces nos preguntamos: “¿En quién confío?” La respuesta es
“Jesús” La Biblia nos dice que Jesús es “el Buen Pastor” y que somos sus
ovejas. Como David, podemos decir: “El Señor es mi pastor, nada me falta.”
Podemos confiar en Él en toda situación.
ORACIÓN:
Querido Jesús, tú eres el Buen Pastor y somos tus ovejas. Ponemos nuestra confianza en ti. Amén.
A TRABAJAR CON LAS MANOS
No hay comentarios.:
Publicar un comentario