ACTIVIDAD
Pegue un corazón rojo grande
sobre un pedazo de cartón. Deje los bordes del mismo libres de cinta adhesiva
para que pueda introducir su mano. Coloque un imán entre el corazón y el pedazo
de cartón para que repela el otro imán. Pegue un pedazo de papel sobre otro
imán que diga “bondad”.
Instruya a los niños a que
traten de pegar la palabra “bondad” al corazón. Si los imanes han sido
colocados correctamente, los niños no podrán pegar la palabra “bondad”. Ahora,
introduzca su mano detrás del corazón e invierta el imán. Pídale, entonces, a
algunos de los niños que peguen la palabra “bondad” al corazón. Ahora sí deberá
poder pegarse la palabra al corazón.
EXPLIQUE
La única manera de que haya
“bondad” en nuestros corazones es que Jesús los cambie desde adentro. En la
lección bíblica de hoy, vamos a aprender acerca de un hombre cuyo corazón
estaba lleno de codicia, egoísmo y crueldad. Pero entonces, él conoció a Jesús
y su corazón fue cambiado.
LECCIÓN BÍBLICA: Zaqueo le
dice “sí” a Jesús–Lucas 19:1-10
PREPARACIÓN
Pídale a los niños que se
formen de lado, a una distancia de un brazo los unos de los otros, de ser esto
posible. Explíqueles que pueden moverse dentro de su propio espacio personal y
hacer cualquier movimiento que describa la acción que está teniendo lugar en la
historia, mientras escuchan lo que se les está diciendo.
COMENTARIO
Zaqueo se encontraba sentado
a su mesa de recaudación de impuestos contando dinero cuando escuchó a la gente
que se encontraba a su alrededor decir: “Jesús viene. Jesús viene para Jericó”.
¡Zaqueo saltó de su silla!
Él deseaba ver a Jesús.
Él comenzó a correr en la
dirección que la gente estaba señalando. Él corrió y corrió y corrió hasta que
llegó a donde se encontraba la multitud. Zaqueo era un hombre de baja estatura
y no podía ver por sobre las cabezas de la gente que se encontraba frente a él.
Por esa razón se paró sobre
la punta de sus pies. Pero todavía no podía ver.
Luego estiró su cuello tanto
como pudo, mientras continuaba parado sobre la punta de sus pies. Pero todavía
no podía ver a Jesús.
Zaqueo encogió sus hombros y
pensó: “¿Qué voy a hacer? ¡La gente que está frente a mí son más grandes y
altos que yo…y de VERDAD deseo ver a Jesús!”
Entonces avistó un árbol
sicómoro. Él no apartó su mirada del árbol mientras rodeaba a la multitud.
Prontamente, Zaqueo se subió sobre una rama, se sentó y esperó a que Jesús
pasara por allí. Ahora sí podía ver.
Cuando Jesús llegó cerca del
árbol, miró hacia arriba y dijo: “Zaqueo, bájate de ahí. Deseo visitar tu casa
hoy”.
¡Zaqueo no podía creerlo!
¡Jesús le estaba hablando a ÉL!
Zaqueo bajó el árbol
rápidamente y hasta se raspó la rodilla, pero no le importó. Él se sentía muy
feliz de que Jesús deseara visitarlo en su casa. Zaqueo no podía dejar de
sonreír.
La vida de Zaqueo cambió ese
día. Antes de que él conociera a Jesús, Zaqueo era una de las personas más
malvadas de la ciudad. Él le quitaba más dinero a la gente de lo que debía.
Fue por esa razón que él se
había hecho rico, estafando a la gente.
Zaqueo miró a Jesús y le
dijo: “Le daré la mitad de mi riqueza a los pobres. También le devolveré cuatro
veces la cantidad robada a aquéllos a los que le robé”.
Jesús le sonrió a Zaqueo y
dijo: “Veo tu corazón, Zaqueo, y sé que has recibido salvación hoy”.
Zaqueo le dijo a Jesús
delante de todo el mundo que se convertiría en un dador en vez de ser alguien
interesado en tomar para sí. También dijo que restauraría aquello que había tomado
en el pasado. Él no sólo habría de devolverles a las personas que había
estafado, sino que les daría mucho más de lo que les había quitado. Zaqueo confió
en Jesús, cedió a Él y lo obedeció. Jesús limpió el corazón de Zaqueo y le dio
la actitud correcta. Dios hará lo mismo por ti si dices “sí” a Su obra
limpiadora en tu vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario