"Pero
el Señor me dijo: «No digas: Soy muy joven, porque vas a ir adondequiera que yo
te envíe, y vas a decir todo lo que yo te ordene. No le temas a nadie, que yo
estoy contigo para librarte.» Lo afirma el Señor" (Jeremías 1:7-8 NVI).
¡No
puedo hacerlo!" ¿Has dicho esto alguna vez? Desde luego, todos hemos dicho
esto alguna vez. Tal vez lo dijiste cuando el coach de fútbol te pidió que
hicieras el tiro de penalti que haría que tu equipo ganara, o cuando tu maestra
de piano te pidió que tocaras una pieza difícil en un recital. Quizás fue
cuando la maestra te pidió que informaras acerca de un libro al frente de toda
tu clase.
Jacobo
era un buen estudiante, Él no era el más inteligente pero trabajaba duro y
lograba obtener buenas notas. Su peor clase era matemáticas. La suma y resta no
le daban problemas, pero cuando llegó la división larga, sencillamente no la
entendía. Un día, al estar luchando con su asignación, se desesperó, y tirando
su lápiz dijo: " ¡No puedo hacerlo!". Su maestra, la Sra.
Davis, le sonrió y dijo: "No puedo nunca pudo hacer nada. Déjame
ayudarte." La Sra. Davis se acercó al escritorio de Jacobo y fue con él
paso a paso enseñándole cómo resolver el problema de matemática. Con la ayuda
de su maestra, la división larga no le lucía tan difícil.
La
lección bíblica de hoy es acerca de un hombre llamado Jeremías. Un día Dios
hablo a Jeremías y le dijo: "Antes de que nacieras te escogí para ser
profeta de todas las naciones."
Jeremías
le contestó: "¡No puedo! No hablo bien y además soy muy joven."Pero
el Señor le dijo: "No digas: Soy muy joven, porque vas a ir adondequiera
que yo te envíe, y vas a decir todo lo que yo te ordene. No le temas a nadie,
que yo estoy contigo para librarte." Entonces el Señor tocó la boca de
Jeremías y dijo: "Yo soy quien te doy las palabras a decir, y el que te envío
con la autoridad que necesitas para hablarle a las naciones por mí."
Habrá
momentos en tu vida cuando Dios vendrá, tal como lo hizo con Jeremías, y te
pedirá que hagas algo especial por él. Puede llamarte para ser un predicador,
un misionero, o un/a maestro/a de Escuela Bíblica. Independientemente de lo que
Dios te llame a hacer, recuerda que Él le dijo a Jeremías: “No digas ¡No
puedo!” Si Dios te llama a hacer algo, el tocará tu vida para darte la
habilidad para hacerlo.
Amado
Padre, puede ser que hayan algunas cosas en esta vida que no podamos hacer.
Pero sabemos que si nos pides que hagamos algo, nos darás la habilidad para
hacerlo si tan sólo confiamos en ti. Amén.
A
TRABAJAR CON LAS MANOS
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