Leer: Hebreos 12:1-3
Javier, con ocho años de edad, se plantó frente a
la televisión para ver dibujos animados.
Su favorito era el Capitán Andrómeda y a menudo jugaba que era el
Capitán Andrómeda con su capa negra y su capucha.
“¡Mamá!”, exclamó Camila, la hermana de Javier,
al entrar en la habitación. “¡Ayer puse
un billete de cinco dólares en mi cómoda y ya no está!”
“¿Estás segura?”, preguntó su madre.
Camila asintió.
“¡Cien por ciento segura!”
La mamá se dirigió a su hijo. “¿Tú sabes algo, Javier?” El niño estaba tan absorto en su programa de
televisión, que no se dio cuenta de que su madre le estaba hablando. Ella intentó una vez más: “¡Aquí Tierra,
llamando al Capitán Andrómeda!”, dijo en una voz robótica. “¡Vamos, Capitán!”
A Javier le encantaba este juego y respondió con
su voz más profunda. “Aquí el Capitán
Andrómeda. ¿Cómo puedo ayudarle hoy?”
“A Camina le falta un billete de cinco dólares”,
contestó mamá. “¿Puede ayudarnos,
Capitán?”
“Por supuesto que puedo ayudar”, señaló Javier,
flexionando sus músculos. “El Capitán
Andrómeda ayuda a todos los necesitados.
El dinero fue entregado a un niño en la clase del Capitán América que no
necesitaba”. El niño levantó su puño por
los aires y gritó: “¡Arriba, arriba y adiós!”, y luego estiró sus brazos como
si estuviera volando.
“Quieto ahí”, señaló su madre, sosteniendo el
brazo de su hijo. “¿Me estás diciendo
que tú tomaste el dinero de la cómoda de Camila?”
“Bueno, sí, pero fue por una buena causa”,
explicó Javier. “Se lo di a Teo. Él lo necesitaba”.
“Pero no era tuyo. Lo robaste”.
Mamá hizo un gesto negativo.
“Creo que toda esta fantasía del Capitán Andrómeda te está haciendo
olvidar quién es tu verdadero héroe.
Jesús es el único que te salvó del pecado y de la muerte, y Él es el
ejemplo que deberías seguir. ¿Jesús
tomaría algo que no le pertenece?”
Javier bajó la mirada. “No”.
“Esa es la razón por la que debes confiar en Él,
para que te ayude a manejar estas situaciones”, afirmó su madre. “Él te guiará y te mostrará cómo ayudar a
otros como Él desea que lo hagas”.
Javier asintió y miró a su hermana. “Lo siento, Camila. Te pagaré el dinero. ¡Y, de ahora en adelante, recordaré que Jesús
es el héroe al que debo seguir!”
– RAELENE E. PHILLIPS
HAZ QUE JESÚS SEA TU HÉROE
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 12:2
PUESTOS LOS OJOS EN JESÚS, EL AUTOR Y CONSUMADOR
DE LA FE.
¿Tienes algún héroe, alguien a quien admiras de
un modo especial? Quizá sea un atleta,
un músico o un personaje de una película o un programa de televisión. Está bien admirar a otras personas,
especialmente a aquellos que han hecho algo especial o que hacen cosas buenas
por otros. Pero si eres cristiano, Jesús
debería ser tu ejemplo en todo lo que hagas.
Cuando no estés seguro de qué es lo correcto, confía en que Él te
guiará.
A TRABAJAR
CON LAS MANOS
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