Leer: Hebreos
12:1-3
“¡Adivina, mamá!”, Amir
señaló una página web en la pantalla de su computadora. “¡Otra vez van a
hacer una carrera de tortugas en el festival del centro este año! Voy a
inscribir a Mirna”.
Mamá río. “Está bien Amir.
Está bien. ¿Quién sabe? ¡A lo mejor
gana!”
“Comenzaré a
entrenarla en seguida”.
Por varias semanas, antes de
la carrera, Amir trabajó con Mirna. Según las reglas, el niño no podía
tocar a la tortuga de ningún modo durante la carrera, pero cualquier otra cosa
que pudiera hacer mover a la tortuga estaba permitida.
El día de la carrera
amaneció despejado y el sol brillaba. La emoción se desbordaba mientras
cada concursando ubicaba su tortuga en la línea de salida. Un fuerte
“¡pum!” señaló el inicio de la carrera. Los niños soltaron a sus tortugas
y se pusieron a gritar y dar palmadas, e incluso a soplar a sus tortugas para
hacer que se movieran más rápido.
Amir no intentó ninguno de
esos métodos. Con calma tomó un pedazo de papel de cera de su
bolsillo. En él había envuelto algunos gusanos, ¡la comida favorita de
Mirna! Amir sostuvo el gusano frente a los ojos de Mirna, para tentarla,
y su tortuga se movía cada vez más rápido para tratar de alcanzar el bocadillo
sabroso que se retorcía en la mano del niño. “Vamos, Mirna”, la animó en
silencio. “¡Tú puedes hacerlo!”
Para el deleite de Amir,
Mirna fue la primera en cruzar la línea de la meta. Rápidamente pegó el
listón azul en su caparazón.
“Los gusanos son los que
hicieron la magia”, explicó Amir durante el camino a casa. “¿Y sabes
qué? ¡Todavía me queda uno para el postre de Mirna!”
Su papá rio.
“¿Sabes? Aunque parezca extraño, la carrera de tortugas de hoy me recordó
de la carrera a la que entramos cuando nos hacemos cristianos. Mirna
tenía la mirada fija en ese gusano y, al seguirlo, ganó la carrera.
Debemos siempre tener nuestros ojos puestos en Jesús y seguirlo a Él”.
Amir sonrió. “Y tal
como Mirna seguía mirando hacia adelante para alcanzar el gusano, nosotros
anhelamos ver a Jesús cara a cara algún día, ¿verdad? “ El niño rio. “¡Eso
me parece mejor que el gusano!”
– CHARLES
VANDERMEER
SIGUE A JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS
12:1-2
CORRAMOS CON PACIENCIA
(PERSEVERANCIA) LA CARRERA QUE TENEMOS POR DELANTE, PUESTOS LOS OJOS EN JESÚS.
¿Has entrado a la carrera al
confiar en Jesús como tu Salvador? Si es así, mantén tus ojos fijos en
Él. Confía en que Él estará contigo y te ayudará en toda situación.
Dedica tiempo para conocerlo mejor, hablando con Él, leyendo sobre Él en la
Biblia y adorándolo con otros cristianos. Depende de Él para que te ayude
y te dé la fuerza para correr la carrera, sabiendo que algún día lo verás cara
a cara.
A TRABAJAR CON LAS MANOS
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