«Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, pero cuando fue a
buscar fruto en ella, no encontró nada. Así que le dijo al viñador:
"Mira, ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no
he encontrado nada. ¡Córtala! ¿Para qué ha de ocupar terreno?"
"Señor —le contestó el viñador—, déjela todavía por un año más, para que
yo pueda cavar a su alrededor y echarle abono. Así tal vez en adelante dé
fruto; si no, córtela." » (Lucas 13:6-9 - NVI).
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Miren lo que tengo... manzanas, chinas (naranjas), melocotones y
guineos (plátanos, bananas). Hmm, hmm, hmm. Creo que tengo algo liviano para
comer ahora mismo. ¿Y a ustedes, les gustaría acompañarme a comer? ¿Saben lo
que creo que sería estupendo? Sería fantástico tener muchos árboles frutales
en sus patios para que cada vez que ustedes quieran comer sólo tengan que
salir al patio y tomar la fruta del árbol que deseen. Pero ¿qué si tuvieran
un árbol que no diera fruto? Sería bueno para dar sombra, pero posiblemente
para nada más.
En nuestra lección bíblica de hoy,
Jesús contó una historia acerca de un hombre que plantó un árbol de higos en
su jardín. Después de pasar un tiempo, fue a buscar fruto en el árbol, pero
el árbol no produjo fruto alguno. Finalmente el hombre fue al jardinero que
cuidaba del árbol y le dijo: "Por tres años he estado viniendo buscando
frutos de este higuera y no he encontrado ninguno. ¡Córtalo! Está ocupando
mucho espacio en el jardín".
El jardinero contestó: "Por
favor, señor, dale otra oportunidad. Déjalo otro año. Le prestaré una
atención especial. Cavaré alrededor del árbol y le echaré bastante abono. Si
el árbol produce fruto al año que viene, estupendo, si no, entonces lo puedes
cortar".
Al contar esta historia, Jesús
realmente estaba hablando sobre nosotros y sobre Dios. Dios nos ha
"sembrado" aquí en esta tierra y espera que llevemos buenos frutos
en nuestra vida. ¿Qué clase de frutos espera? Cuando Él mira cómo vivimos
nuestra vida, Él desea ver cosas como amor, gozo, paz, paciencia, bondad y
gentileza. Hay ocasiones cuando Él se siente desilusionado por lo que ve,
pero está dispuesto a darnos otra oportunidad.
¿Qué podemos hacer para ayudarnos a
dar la clase de fruto que Dios espera? Podemos adorar regularmente, leer su
Palabra y orar. Esas cosas nos ayudarán a vivr una vida fructífera. Oremos
ahora y pidámosle a Dios que nos ayude.
Padre celestial, sabemos qué esperas
buenas cosas de tus hijos. Ayúdanos vivir una vida que sea agradable a tí. En
el nombre de Jesús oramos. Amén.
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A TRABAJAR CON LAS MANOS:
Gracias a Dios por este material infantil, Dios siga bendiciendo su ministerio.
ResponderBorrarHola
ResponderBorrarNo se como agradecirlo por esas intrucciones espurituales, me ayudan mucho en mi ministerio. Que Dios sigue bendiciendo a ustedes con su gran amor