Todos los días nos enfrentamos a diferentes
decisiones, desde las más “insignificantes” cómo las más importantes. Al mismo
tiempo es necesario comprender que no siempre tomaremos las decisiones correctas,
que siempre tendremos un gran margen de equivocación cuando vamos a tomar una
decisión, más aun cuando ni siquiera tomamos en cuenta a Dios para tomar esas
decisiones.
En mi vida he tomado decisiones de las cuales luego
hubiese querido regresar el tiempo para haberla tomado de diferente forma.
Decisiones que en su momento estuve seguro de tomar pero que con el tiempo me
di cuenta que no era la decisión acertada.
Cómo yo, sé que hay muchas personas que hoy en día
están batallando con las consecuencias de esas decisiones que en un principio
parecían correctas, pero que hoy se dan cuenta que no lo eran.
Lo lindo de la vida cristiana es que Dios nos da la
oportunidad de poder salir adelante aun cuando tomamos malas decisiones, Dios
es un Dios que nos da nuevas oportunidades para redimirnos de nuestros errores
y enderezar nuestro camino.
Ahora bien, ¿Que preguntas me debo hacer cuando me
encuentre frente a una decisión que hay que tomar?
- ¿Esa decisión honrará a Dios?
- ¿Esa decisión me llevara a tener una mejor comunión con Dios?
- ¿Ya le consulte a Dios acerca de esa decisión? Y si es así: ¿Ya me dio una respuesta?
La gran mayoría de nosotros si es que preguntamos a
Dios sobre una decisión que tenemos que tomar, no esperamos a que Dios responda
y es en esos momentos en donde Dios no responde que interpretamos su silencio
como un SI, cuando en realidad Dios no se ha pronunciado o si lo ha hecho
nosotros no lo hemos querido entender o ver.
Y es que no vamos a negar que hay decisiones que
humanamente somos impulsados a tomarlas de inmediato al ver que nos van a
“favorecer”, sin pensar en otras cosas más que en nuestro beneficio. Y es en
esos momento en donde solo pensamos en nosotros y hacemos a un lado a Dios en
donde estamos más propicios a llevarnos una decepción a futuro próximo.
Grábate en tu mente lo siguiente:
Si le consultas a Dios para tomar una decisión y
Dios no ha dado una respuesta a tu vida, NO TOMES NINGUNA DECISIÓN, el
silencio de Dios nunca será un SI, el silencio de Dios es un ESPERA,
si el tiempo pasa y Dios no te responde, entonces es más fácil interpretar ese
silencio como un NO en lugar de un SI, porque si algo va a
beneficiarte y será de bendición para tu vida, Dios no tardará en dar una
respuesta positiva, pero también pueda que en ese momento en el que estás
consultando a Dios no estés preparado para afrontar esa decisión y con el
silencio de Dios y el transcurrir del tiempo el Señor te ayudará a prepararte
para afrontar la decisión que Él quiere que tomes. Ahora bien, si le consultas
a Dios y Él te responde con un NO, tienes que entenderlo y aceptarlo,
los NO de Dios son definitivos.
La gran mayoría de nosotros a pesar que Dios nos
responde con un NO a veces insistimos, esperando que Dios cambie de
opinión. A este punto de la historia, los NO de Dios deberían ser
suficientes para comprender que Dios no quiere que tomemos esa decisión por lo
cual no deberíamos insistir en algo que está contra la voluntad de Dios.
Hoy te invito a llevar delante de Dios esas
decisiones que estás a punto de tomar, pero que sobre todo te sometas a su
voluntad rindiendo la tuya a sus pies, reconociendo que no quieres hacer lo que
bien te parece sino lo que Dios quiere que hagas y entonces, ten la total
seguridad que te ira bien en todo lo que emprendas.
¡Confía tus decisiones a Dios y
todo te saldrá bien!
“El Señor dice: «Te guiaré por el
mejor sendero para tu vida; te aconsejaré y velaré por ti.”
Salmos 32:8 (Nueva Traducción Viviente)
“Pon todo lo que hagas en manos
del Señor, y tus planes tendrán éxito.”
Proverbios 16:3 (Nueva Traducción Viviente)
Autor:
Enrique Monterroza
Escrito
originalmente para www.destellodesugloria.org
No hay comentarios.:
Publicar un comentario