2 Reyes
11,12, 2 Crónicas 22:10-24, 24
"Confía
de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al
Señor en todo lo que hagas, y Él te llevará por el camino recto"
Proverbios 3:5-6
De antemano busque un par de zapatos de otra
persona que no le queden bien a usted (con propósito) y llévelos a la clase
para hacer una demostración. Cuando todos estén sentados y listos para empezar,
dígales: "Tengo aquí un par de zapatos. Se ven bonitos, ¿no es
cierto?" Pues la verdad es que estoy arrepentido por haberlo comprado
porque no me quedan muy bien. (Póngaselos si puede). Cuando entré al almacén
buscaba otro tipo de zapato pero el señor que me atendió me dijo que éstos eran
muy cómodos y me aconsejó que con el uso, llegaran a ser los zapatos más
cómodos que jamás haya tenido. No sé por qué hice caso a su consejo porque
ahora sufro mucho con estos zapatos. Yo creo que él estaba más interesado en venderme
los zapatos que en si me quedan bien o no. Escuché un mal consejo y le hice
caso. Ahora sufro las consecuencias de mi decisión. Pero veamos qué pasó con
otro rey de Judá que también tuvo oportunidades de escuchar buenos y malos
consejos y lo que pasó con las decisiones que él tomó. Veamos lo que hizo.
Joás apenas tenía un año de edad cuando murió su
padre el rey Ocozías. Su abuelita al enterarse de la muerte de su hijo, empezó
a matar a todos los miembros de la familia real para quedarse como reina de
Judá. Afortunadamente la tía de Joás, la esposa del sacerdote Joiada, lo llevó
y lo escondió en el templo del Señor con su nodriza. Allí vivió durante siete
años hasta el día que Joiada reunió a todos los jefes de familia de Judá para
invitarles a hacer un pacto con el rey en el templo y se llevó a cabo el plan
del sacerdote. Le presentó como el hijo del rey, le puso la corona y las
insignias reales y después de derramar aceite sobre él lo proclamó rey -- el
que debe ser rey, como lo prometió el Señor acerca de los descendientes de David
Después Joiada hizo un pacto entre el Señor, el rey
y el pueblo de que ellos serían el pueblo del Señor. Se pueden imaginar la
influencia positiva de Joiada en la vida del joven rey Joás. Tenía solo ocho
años cuando subió al trono de Judá. (¿Se imaginan? Como la edad de un niño de
tercero de primaria). A lo mejor Joiada era el único hombre que sabía que vivía
el hijo del rey Ocozías en el templo del Señor donde podía pasar tiempo
enseñándole acerca de Dios y su promesa al linaje de
David. ¿Quién lo hubiera pensado? (Obviamente su abuelita
no). Y por supuesto, los hechos de Joás fueron rectos a los ojos del Señor
porque lo había educado Joiada.
Algunas de las obras buenas de Joás fueron:
- la destrucción del templo de Baal y los altares e
ídolos
-La reparación del templo del Señor. Cuando el rey pidió
el apoyo financiero del pueblo, todos acudieron con gusto a depositar su contribución
en el cofre hasta llenarlo. Restauraron el templo de Dios según los planes
originales y lo dejaron en buen estado. Mientras que vivió Joiada, se ofrecieron
continuamente holocaustos en el templo del Señor.
Después de la muerte de Joiada, los jefes de Judá
llegaron y rindieron homenaje al rey. Desgraciadamente, Joás escuchó el consejo
de ellos y abandonaron el templo del Señor. El Señor se enojó mucho contra Judá
y la ciudad de Jerusalén por su grave pecado. Sin embargo, el Señor les envió
profetas para hacer que se volvieran a Él. Pero la gente no hacía caso a sus
advertencias. Un día el hijo de Joiada empezó a profetizar un mensaje muy
fuerte. ¿Por qué no obedecen mis mandamientos? ¿Por qué buscan ustedes mismo su
desgracia? ¡Puesto que ustedes me han abandonado a mí, yo también los
abandonaré a ustedes!" Bueno, no les gustó el mensaje para nada y lo
apedrearon por orden del mismo rey. Él había olvidado la lealtad de Joiada.
Pobre de Joás. El Señor le dio su castigo merecido
por haberle abandonado. Murió asesinado.
La historia realmente impacta la vida. Si usted
encuentra la manera de relatarla con misterio y drama, verá que los niños
estarán escuchándole con las bocas abiertas y muy interesados en escuchar. Es
más, posiblemente le pedirán que les cuente más de la historia.
¡Qué diferente habría sido si Joás le hubiera
pedido consejos a Dios
y no a los malos consejeros! ¿Verdad? Qué
importante es confiar y escuchar el consejo de Dios. El siempre escuchará
nuestro llamado y pedido de auxilio cuando nos encontremos en situaciones
difíciles sin saber qué hacer. No te olvides de que
Dios te escucha y quiere dirigirte a una solución.
APLICA LA CLASE:
Escriba de antemano en papelitos pequeños las
palabras "bueno" en unos papeles y en otros "malo". Vaya
entregándoles conforme vayan llegando y dígales que en algún momento de la
clase usted les pedirá hacer algo. Deben guardar sus papelitos.
En base a los papelitos que recibieron al llegar a
la clase, pídales que en orden se pongan de pies y cada uno, según lo que le
corresponde diga un consejo
"bueno" o "malo" para el resto
de la clase. Ayúdeles con ideas para que ellos puedan entender lo que es un
"consejo". Por ejemplo: "No le hagas caso a tu mamá cuando te
pida hacer algo" (malo) "Lee la Palabra de Dios pues en ella
encontrarás buenos consejos" (bueno), etcétera. Todos deben participar con
un consejo y saber identificar si es bueno o malo.
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