OBJETIVOS DE LA SEMANA
·
Que los
niños aprendan sobre la importancia de obedecer a Dios como lo hicieron Abraham
e Isaac.
·
Los niños
comprenderán que Dios los llama con un propósito especial y que es necesario
que le obedezcan.
·
Que los
niños practiquen durante la semana, la obediencia a Dios y a sus padres.
BASE BIBLICA: Génesis 11:27-32; 12:9;
Hebreos 11:8-16
TEXTO PARA MEMORIZAR: Hebreos 11:8
“Por la fe Abraham… cuando fue llamado….
Obedeció”.
INTRODUCCION
Lleve una maleta de viaje, y tenga preparado en una
mesa todo lo necesario para un viaje muy
largo. Dígales a los niños que para ir a un lugar o para cambiarse de casa, es
necesario hacer muchos preparativos, dígales que hay que doblar ropa (mientras
usted lo hace y lo coloca en la maleta), pídales su ayuda hasta que todo esté bien
colocado. Coménteles que hoy van a hablar de un hombre que OBEDECIO a Dios y lo
llamó su amigo.
MATERIALES:
-
FIGURA
DE ABRAHAM
-
FIGURA
DE ISAAC
HISTORIA BÍBLICA
La Biblia nos cuenta de un hombre que fue amigo de
Dios. Se llamaba Abram. Más tarde, Dios le cambió el nombre y le puso Abraham.
Abram vivía en una ciudad llamada Ur. Tenía una
linda esposa llamada Sarai. Su papá era Taré y su sobrino, Lot. Todos ellos
salieron de Ur y se fueron a vivir en Harán; pero la meta final era la tierra
de Canaán (indique estos lugares en un mapa).
Vivían felices porque amaban a Dios. Le obedecían y
querían hacer sólo lo que a Él le agrada.
Un día, Dios le dijo a Abram: «Sal de tu tierra y
de tu parentela, y de la casa de tu padre. Ve a la tierra que te mostraré. Voy
a hacer de ti una nación grande, y te bendeciré.»
Abram obedeció inmediatamente. Fue de casa en casa
a despedirse de sus amigos.
–Ah, ¡te vas de viaje! –le decían–. ¿A dónde vas?
–Francamente, no lo sé. Dios dijo que me mostraría
la tierra a donde piensa llevarme.
«Pobre Abram –quizá decían sus amigos–. Ya se está
poniendo tan viejo que no sabe lo que hace.»
Pero Abram sabía muy bien lo que hacía. Él había
aprendido el secreto más grande para una vida feliz: la obediencia y la fe en
Dios.
Para Abram no era cosa fácil salir de viaje. Además
de Saraí y su sobrino Lot, tenía muchos siervos y siervas. Tenía también vacas,
ovejas, asnos y camellos.
¡Cuántos preparativos tenían que hacer! Debían
preparar las tiendas (carpas) para vivir en el desierto por donde iban a
caminar.
Necesitaban alimentos, agua y muchas cosas más.
¡Cómo habría trabajado Saraí para alistar todo!
¿Creen que lo hizo con alegría? Seguro que sí. Saraí
sabía que Dios le había hablado a Abram y que era muy importante obedecer a
Dios.
Al fin, un día salió en marcha la caravana. Al frente
de todos iba Abram montado en un camello. Luego le seguían Saraí, Lot, los
siervos y las siervas. En la caravana iban también las vacas, las ovejas y los
carneros. ¡Imagínense el polvo que levantaban!
Abram no conocía el camino. No había mapas geográficos,
como en nuestros días, ni avisos por el sendero. Pero Dios le mostraría su
ruta, paso a paso. Y así lo hizo. Nunca le falló a Abram. Era su amigo, y ambos
eran inseparables, como deben ser los amigos.
El viaje se les hizo bastante largo. Día tras día
caminaban por los montes, los valles, y los desiertos.
El sol les quemaba durante el día, y el frío los
hacía titiritar por las noches. Pero seguían adelante.
«Dios me prometió una tierra –decía Abram–. Algún
día llegaremos allá.» Viajando y viajando llegaron a Siquem, en la tierra de
Canaán.
–Esta tierra será para ti y para tus hijos –le dijo
Dios a Abram.
–Gracias, querido Padre –respondió él.
Y para mostrar su agradecimiento edificó un altar.
¡Dios lo había guiado por todo el camino!
Sabes que Abraham en ese tiempo no tenía hijos y
Dios le prometió que le daría uno, el tiempo pasó y le dio un hermoso varón, su
nombre fue ISAAC, el vino a alegrar la vida de Abraham y de Sara, Isaac fue un
hombre obediente a su padre y a Dios.
APLICACIÓN A LA VIDA DIARIA
Abram fue un amigo obediente de Dios.
Hoy el Señor llama a niñas y niños para para que le
entreguen su vida, y para que sean buenos hijos en su hogar, buenos alumnos en
la escuela y, sobre todo, buenos cristianos en todas partes.
Como en los días de Abram, podemos seguir el
llamado de Dios y hacer su voluntad. Lo más importante es que entreguemos
nuestra vida a Dios y pidamos a Jesús que sea nuestro Salvador y Señor. Él nos
mostrará la forma en que podemos servirle.
Para servir al Señor como hizo Abram necesitamos FE
y OBEDIENCIA (escriba en la pizarra las palabras y converse con los niños sobre
su significado para nuestra vida).
Tener fe significa confiar en Dios de todo corazón.
La obediencia significa que hacemos lo que Dios dice en su Palabra.
Obedecemos a Dios cuando somos obedientes a
nuestros padres, a nuestros maestros, y a otras personas en autoridad. (Anime a
los niños a que hagan caso a sus padres en todo lo que les digan y que les ayuden
con gozo en los quehaceres de la casa. Dígales que al obedecer a sus padres
aprenderán también a obedecer a Dios y Él podrá cumplir el propósito que tiene
para ellos.)
A
TRABAJAR CON LAS MANOS
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