Referencia Bíblica:
El que roba, no robe
más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin
de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad. Efesios 4:28
Adolfo
era un delfín muy noble y por ello tenía muchos amigos como Pepa la merluza
negra o Estanislao el bacalao. Todos juntos, luchaban contra la
sobre explotación pesquera y cuidaban los unos de los otros.
Al delfín Adolfo le encantaba el sabor salado del agua del mar y mecerse entre
las olas. Adoraba sumergirse hasta el fondo marino y contemplar la gran
diversidad de especies que convivían juntas en armonía y respetando el hermoso
entorno de montañas submarinas, el colorido alegre de los corales, los bosques
verdes y rojos formados por algas o los bancos de arena.
El delfín Adolfo trabajaba en la oficina del mar de objetos perdidos. En ella se encontraban toda clase de objetos que caían al mar: bicicletas, neumáticos, botellas de vidrio, zapatillas, anillas de lata, gafas de sol... Todos esos objetos se etiquetaban con el día, la hora, y el lugar donde habían sido encontrados y se iban almacenando en cajas a la espera de que sus dueños los reclamasen. Pero la verdad es que pasaba el tiempo y la oficina se iba haciendo más y más grande, y las cajas se amontonaban llegando hasta el techo y nadie venía a por ellos.
- Pero este reloj tiene dueño, como todos estos objetos que recogemos del fondo del mar. No está bien hacer lo que hacéis.
- Mira esta bicicleta, tu vives lejos del trabajo y te vendrá bien.
- Yo no puedo quedarme con ella, no es mía. Alguien habrá comprado esta bicicleta. Además me gusta venir nadando al trabajo, así hago ejercicio y es bueno para mi salud. – respondía con seriedad Adolfo.
- De qué te vale que seas tan decente Adolfo. Además, ¿quién se va a enterar de lo que hacemos?
- Si me quedo con algo que no es mío sería como robar. Cualquiera podríamos perder nuestra cartera o nuestro móvil y seguro que nos gustaría que nos los devolvieran – Explicaba Adolfo tratando de hacerles entender que lo que hacían no era lo correcto.
Adolfo no sabía qué hacer con sus compañeros hasta que un día dio con la
solución: se convirtió en el cartero de los objetos perdidos. Comenzó a llevar
las botellas con mensaje a sus destinatarios, los rastrillos hasta la orilla
para que los niños construyeran sus castillos de arena y por las noches, Adolfo
recogía con mimo a las pequeñas bebé estrellas que caían al mar y tras envolverlas
en algodón, las enviaba con un servicio de paquetería urgente a la atención de
la Señora Luna...
Autor:
Manualidad
Materiales
Plato desechable
Patrón de un delfín
Páginas de bond de diferentes colores
Pega
Pasos
En el plato desechable pegar el
patrón del delfín. Luego cortar pedacitos de papel, de diferente tamaño, de
distintos colores. Rellenar de papel el delfín y el fondo de éste. Colocar el
versículo Efesios 4:28
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