Lectura : Proverbios
22:1-29
Un niño de 12 años de
edad era testigo clave en un juicio. El abogado defensor, después de un intenso
interrogatorio le preguntó: “Tu padre te dijo qué decir, ¿no es así?”
“Sí,” respondió el muchacho.
“Por supuesto, era de
esperar…”, prosiguió el abogado, “¿Y cuáles fueron sus instrucciones?”
“Bueno”, respondió el
muchacho, “Mi papá me dijo que los abogados intentarían confundir mi
testimonio; y por eso tenía que tener mucho cuidado y sólo debía decir la
verdad cada vez que me preguntaran”.
Una persona veraz no
tiene nada que ocultar; sin embargo, la persona que miente como parte de su
vida pagará un terrible precio por la falta de honradez. Una mentira
lleva a otra para cubrir la anterior, y finalmente, el mentiroso es atrapado en
su propia red de engaños. Recordemos lo que dice Proverbios 19: 5: “El
testigo falso no quedará impune, y el que respira mentiras no escapará”.
Para un seguidor de
Cristo, una de las consideraciones más importantes es la veracidad pues
refleja su relación con El Señor. El Proverbios seleccionado para
este día nos habla en el capítulo 22:1 lo siguiente: “Más vale el buen nombre que las muchas riquezas; y el ser apreciado
más que la plata y el oro”. Cuando no somos veraces, perdemos el
valor o buena fama, lo cual es parte de nuestro testimonio que refleja la
experiencia con Cristo a los no creyentes.
En Juan 8:44 Jesús
nos dice sobre el diablo: “…Cuando habla
mentira, de lo suyo propio habla porque es mentiroso y padre de mentira”.
Pero los que somos de Cristo, debemos ser diferentes y ser conocidos como
personas de verdad (Ef.4:15; Col. 3:9).
Mentir puede parecer
una manera conveniente para salir rápidamente de una situación comprometedora e
incómoda, no obstante en realidad es un callejón sin salida. La elección
correcta y sensata, por lo tanto, es decir la verdad y nada más que la verdad.
Como lo hizo el padre
de esta historia recuerda lo que se nos recomienda en Proverbios 22:6 (RVC): “Instruye al niño en su camino; y aun cuando
sea viejo no se apartará de él”.
1. Siempre debes decir
la verdad y contarla bien, ya que una mentira nunca lo hará; la Biblia dice que
Dios es verdad, y Él quiere que la verdad viva en ti.
2. Ten cuidado con
ponerle demasiadas extras a tus historias, puedes correr el peligro de que se
te quemen con el fuego de la mentira.
ACTIVIDAD PARA HACER CON LOS NIÑOS
Botón, botón: ¿Quién tiene el botón?
Este es un juego antiguo que se puede utilizar para enseñar la
honestidad de una manera divertida. Un adulto debe elegir a un niño para ser el personaje "eso", mientras que los otros niños se reúnen en un
círculo. La persona que es "eso"
cierra los ojos. Un botón u otro objeto pequeño se transmite de persona a
persona hasta que pasa una cantidad de tiempo. El adulto puede establecer un
temporizador o un poco de música para pasar el tiempo y el botón. Cuando la
persona que es el personaje "eso" abre los ojos, el grupo dice: "Botón, botón: ¿Quién tiene el
botón?" mientras que todos pretenden ocultar el botón en sus manos. La
persona que es el personaje "eso"
entonces debe tratar de adivinar quien tiene el botón u objeto. La persona con
el botón puede tomar un turno para ser el personaje "eso" la próxima vez. Si bien este juego parece simple
diversión, hay un deseo en algunos niños por mentir cuando esconden el botón y mientras
la persona que es "eso" trata
de averiguar. Los niños sienten como que están atrapados, aunque sea solo una diversión.
Los adultos pueden enseñar por qué todos
tienen que decir la verdad y tratar de no mentir para que se mantenga el juego
divertido para todos.
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