"Les he dicho todo esto para que no dejen de confiar en mí. Ustedes van
a ser expulsados de las sinagogas; y llegará el día cuando cualquiera que los
mate creerá que le está haciendo un favor a Dios. Esa gente hará esto porque no
me han conocido a mí, ni han conocido a Dios mi Padre. Pero les digo esto para
que, cuando suceda, recuerden que ya se lo había dicho. Yo no les dije esto
desde un principio porque estaba con ustedes, pero ahora que regreso para estar
con Dios mi Padre, ninguno de ustedes me pregunta a dónde voy. Sin embargo, se
han puesto muy tristes por lo que les dije. En realidad, a ustedes les conviene
que me vaya. Porque si no me voy, El Espíritu que los ayudará y consolará no
vendrá; en cambio, si me voy, yo lo enviaré. Cuando El Espíritu venga, les hará
ver a los de este mundo que no creer en mí es pecado. También les hará ver que
yo no he hecho nada malo, y que soy inocente. Finalmente, El Espíritu mostrará
que Dios ya ha juzgado al que gobierna este mundo, y lo castigará. Yo, por mi
parte, regreso a mi Padre, y ustedes ya no me verán.”
Jesús les advierte a
sus discípulos que serán aborrecidos o rechazados en el sistema de este mundo
gobernado por el maligno y esto por dos razones. Primero porque los discípulos
de Jesús han sido elegidos por Cristo, (Efesios 1:4), y están siendo limpiados
y transformados por la palabra de Jesús y el Espíritu Santo (Romanos 12:2).
Esto quiere decir que los discípulos de Jesús caminamos en sentido opuesto a lo
que el mundo busca (1 de Juan 2:15-17). La otra razón por la que los discípulos
de Jesús son aborrecidos es porque el mundo odia a Cristo y a su palabra, ya
que el mensaje principal del evangelio es arrepentimiento y sometimiento.
Arrepentimiento, de vivir una vida lejana al propósito de Dios, y sometimiento
a la autoridad de Cristo (Mateo 11:27-30), para cumplir con el propósito de
tener una vida llena de fruto que refleje la gloria de Dios (Isaías 43:6-7) Sin
embargo Jesús nos dice que aunque nos rechacen por causa de su nombre, Él será
nuestro aliado, estando siempre junto a nosotros, en la forma del Espíritu
Santo. El Espíritu Santo nos consuela y nos da poder para testificar (Hechos
1:7-8/Juan 12:26).La manifestación visible del amor de Jesús entre sus
discípulos, dejan al mundo en la necesidad de tomar una decisión para su vida:
recibirle (Juan 1:11-12) o rechazarle (Juan 3: 17-21) Jesús les dice a sus
discípulos que cuando testifiquen del amor de Dios y los rechacen, en realidad
están rechazando a Jesús y también están rechazando al Padre. Pero Jesús les
hace una promesa de que todo aquel que guarde su palabra, es decir obedezca su
palabra, también van a obedecer la palabra de nosotros los discípulos, ya que
nuestras palabras tendrán plena armonía con las de Jesús. Hablarles a otros de
Jesús no siempre es fácil, ¡pero es muy importante! Al entender cuánto nos ama
Dios, comenzaremos a comprender lo importante que es testificar de Jesús. Si no
les hablas a otros acerca del amor de Jesús, quizás nunca sepan lo que se están
perdiendo.
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