SAL Y LUZ (Viernes 1de Julio)

La sal y el gusto

La comida sin sal no tiene sabor. Puedes ilustrarlo al darle a los niños dos tazones con palomitas de maíz, una con sal y la otra sin sal. Pídele que pruebe los dos y decida cuál de ellos sabe mejor. Cuéntale que Jesús dijo que si la sal pierde su sabor –su salinidad– solo sirve para ser tirada y pisoteada. Deja que los niños prueben galletas con y sin sal. Pregúntales, “¿Cómo te gustaría comer si nada tuviera sal? También puedes preguntarle, “Jesús dijo que nosotros somos la sal del mundo. ¿De qué forma, nosotros los creyentes, podemos darle sabor a este mundo?”

La sal y el hielo

Cuando cae nieve o cuando las calles o las veredas tienen hielo, las personas espolvorean sal en el pavimento para derretir el hielo. Dale a los niños un tazón con hielo triturado y un salero. Pídele a los que salen el hielo y vean cómo se derrite. Dile, “El amor de Dios puede derretir un corazón congelado por el odio o la tristeza. Podemos amar a los demás, con el amor de Dios, y ser la sal en la vida para otros”. La sal sobre el hielo permite que sea más seguro caminar. Dile a los niños

, “Vivir de acuerdo a las leyes de Dios hace que el mundo sea un lugar más seguro porque vivimos de acuerdo a las leyes de amor de Dios”.

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