Cuando mamá se enteró que tú vendrías al mundo, seguramente
se sintió feliz y papá muy orgulloso de saber que tendría en casa a una
princesita o un príncipe que sin duda le
haría sus días felices.
Mientras tú estuviste en la pancita de mami lo que
seguramente se preguntaban todos era ¿a quién se parecerá más? Y a medida vamos
creciendo las personas al mirarnos dicen: ¡Eres igualito a tu papá!…-¡Te
pareces muchísimo a tu mamá! Esto Sucede porque tenemos rasgos físicos muy
similares a los de nuestro papá, o nuestra mamá, o de los dos.
A mí me ha pasado muchas veces cuando las personas me
preguntan… ¿de casualidad usted es hija de (MENCIONES EL NOMBRE DE SU PADRE O
MADRE)? Y yo, muy extrañada@ digo: -¡Sí!
¿Cómo lo sabe?…-¡Es que es igualit@ a Él!…sonríe como él o ella, camina como él
o ella, su mirada es como la de él o ella, y para serles sincera, eso se siente
bien, ¿No te ha pasado a ti?…muchas de nuestras acciones se parecen a la de
nuestros padres por el hecho de que vivimos con ellos, por lo cual día a día
vamos adquiriendo y desarrollando más de esas actitudes.
Si nuestros padres son amables, eso se reflejará en
nosotros, si son muy bromistas, nosotros también desarrollaremos el buen
sentido del humor, de igual manera, si son muy serios, o en el peor de los
casos muy enojados, o muy orgullosos, pues también podríamos crecer siéndolo,
esto hará que las personas nos relacionen con quienes ellos sospechan podrían
ser nuestros padres por la similitud de nuestras acciones.
A lo mejor, hoy en día existan much@s personas a quienes
seguramente tú admiras, personas a quienes quizá les gustaría parecerte, ser
igual a ellos en todo. Tu maestr@, el pastor, un cantante, un amig@, una
actriz, al líder de tu iglesia etc., etc. A much@s les pasa que es tanta su
admiración por esas personas que hasta imitan su forma de vestir, de peinarse,
de caminar, de actuar, etc., etc.
Desde el momento en el que conocemos a Jesús, y cuando
decidimos aceptarlo como nuestro Salvador, como nuestro “Padre celestial”,
comenzamos a presentarnos ante el mundo como sus hij@s, esto, déjame decirte es
un gran compromiso, pues si decimos que es nuestro padre debemos parecernos
mucho a Él, y la mejor manera es, imitándole en todo. Toma en cuenta que el
comportamiento de Jesús cuando estuvo en la tierra fue ejemplar, digno del Hijo
de Dios.
La Biblia nos dice:
“Honra a tu padre y a tu madre”, recordándonos además que: “Dios honra a los
que le honran”
Hay muchos que tienen claro lo importante que es honrar a
sus padres a través del esfuerzo que hagan en ser:
-Obedientes
-Respetuosos
-Teniendo la confianza necesaria con ellos, y cuidando la
que ellos depositen en ti
-Cuidarse de hacer cosas que los avergonzarían o
entristecerían
-Cumplir con las reglas que ellos establezcan en el hogar,
en tus estudios etc., etc.
Que las personas puedan ver en nosotros el amor, y la
obediencia que existe para nuestros papas.
Es igual con nuestro Padre Celestial, si decimos ser sus
hijos, debemos imitarle en todo, siendo:
-Compasivos
-Fieles a El
-Amorosos
-Obedientes
-Pacientes
-Misericordiosos etc., etc.
La Biblia nos dice en 1 Pedro 1:15
“Sino, como aquel que
os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
porque escrito esta: Sed santos, porque yo soy santo”.
Que el mundo pueda ver en nosotros a nuestro Padre Celestial,
que cuando hablemos, puedan en nosotros oír a nuestro Padre amoroso, que cuando
estén cerca de nosotros aun le puedan sentir, eso sí es PARECERNOS A EL.
No pierdas el tiempo imitando a personas que no tienen temor
a Dios, personas que nada bueno le brindarán
a tu crecimiento espiritual. Mejor imitemos a Jesús, quien vino a la tierra
para darnos Salvación y vida eterna, siendo el mejor ejemplo a tod@s de como
Dios desea que vivamos. El imitar a Jesús nos mantendrá lejos del pecado, nos
ayudará a hablar siempre con la verdad, dándonos las fuerzas para no caer en provocaciones etc., etc.
Como te dije al inicio, much@s imitan a alguien por
admiración, o por simple moda, pero lo que hará la diferencia y lo que marcará
tu vidas es “a quien” imitas, esfuérzate y se valiente, procura ser cada día de
tu vida un imitador de Jesús, pues no hay, y no habrá un ejemplo mejor.
“Aprended de mí que
soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas”
(Mateo 11,29)
RECUERDA: Esfuérzate cada día por
imitar a Jesús, de ésta manera nadie dudará que eres su hijo o hija.
Autora: Leddy Castillo
Materiales
Papel o foami de colores, pega, tijeras, etc.
Pasos
Que los niños coloquen sus manos
sobre el papel y dibujen sus moldes. Luego, darles una tira de papel un poco
gruesa a cada uno y que ellos hagan un abanico. Con ese abanico unirán ambas
manos, como se muestra en la imagen.
En el abanico colocar el
versículo: ““Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis
descanso para vuestras almas” (Mateo 11,29).
Colocar “Yo” en la mano de encima
y colocar “Jesús” en la mano que queda abajo. Esto significa que debemos llegar
a ser como Jesús, debemos encontrar nuestra identidad en Él.
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