OBJETIVOS DE LA SEMANA:
-
QUE CONOZCAN QUE SIGNIFICA QUE DIOS ES SOBERANO
-
QUE APRENDAN A SUJETARSE A LA SOBERANIA DE DIOS YA QUE EL CONOCE
EL PROPOSITO DE NUESTRA CREACIÓN.
BASE BÍBLICA:
TEXTO PARA MEMORIZAR: Salmos
8:9.
“Oh Señor, soberano nuestro,
¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!”
Querido maestro: Dios es soberano, lo cual significa que posee la
autoridad suprema; nada ni nadie puede estar por encima de esa autoridad. Él
nos hizo porque quiso. Él pone y quita autoridades. Nadie en el mundo puede
sobrepasar su autoridad. Dios le mostró su soberanía al poderoso rey
Nabucodonosor, y en esta lección veremos que se la muestra al rey Belsasar.
Belsasar tomó en poco los asuntos de Dios al usar las copas del templo de Dios
para beber con sus cortesanos. Nuestro soberano Dios lo quita inmediatamente de
su reino, y aún más, fue la caída del imperio babilónico, tal como lo profetizó
Daniel. Transmita a sus alumnos la verdad de la soberanía de Dios. Al reconocer
que Dios es soberano, confiamos en el Todopoderoso y dejamos los asuntos del
mundo
INTRODUCCIÓN
(Lleve a la clase vasos de diversas
formas. Lleve también vasos desechables y sírvales un refresco a los alumnos.
Hable del uso de los vasos.) Los vasos, desde los más sencillos hasta los más
extravagantes sirven para el mismo propósito: para beber. En el templo de Dios
en Jerusalén había vasos sagrados, vasos muy hermosos de oro y plata que se
usaban en el servicio a Dios. Los babilonios habían llevado esos vasos a
Babilonia. Hoy veremos lo que pasó cuando usaron esos vasos en un banquete.
HISTORIA BÍBLICA:
El famoso imperio de Babilonia había
crecido mucho y era muy famoso. En la
historia de hoy gobernaba Belsasar, el hijo de Nabucodonosor. El rey Belsasar
ofreció un gran banquete para los miembros de su nobleza. Para la celebración
mandó a sus súbditos traer las copas de oro y plata que Nabucodonosor había
mandado sacar del templo de Dios cuando conquistó Judá. Belsasar usó las copas
de la peor manera, pues bebió y se embriagó junto con sus nobles, con las
esposas de ellos, y con otras mujeres. No solo eso, también alabaron a sus
ídolos, a los que ellos llamaban dioses, pero que sólo eran objetos de madera y
de bronce; algunos eran de oro y de plata. Belsasar estaba disfrutando de sus
malas acciones cuando, de pronto, pasó algo que llenó de miedo a todos. En ese
momento, en la sala del palacio, a la luz de las lámparas, una mano escribió en
la pared. El rey se puso pálido y sus rodillas comenzaron a temblarle. Le
invadió el miedo; estaba terriblemente asustado. Entonces mandó llamar a todos
los adivinos y astrólogos del reino y les dijo que estaba dispuesto a nombrar
tercer gobernante del reino a quien descifrara el significado las palabras que
estaban escritas en la pared. Allí decía: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN. ¡No había
nadie que pudiera entender el significado de esas extrañas palabras! Esto
asustó aún más al rey y se desesperó. En ese momento de confusión la reina le
dijo que no se alarme, pues había en su reino un hombre muy sabio, capaz de
interpretar esas palabras. Era Daniel, a quien Dios había dado extraordinaria
inteligencia y sabiduría. Inmediatamente el rey ordenó que llamaran a Daniel,
que para entonces ya era una persona anciana. Cuando se presentó delante del
rey, éste le dijo: –Así que tú eres Daniel. Me han dicho que eres muy sabio.
Aquí en la pared una extraña mano escribió un mensaje y mis magos no pueden
descifrarlo. Si tú logras resolver este problema tan difícil te vestiré de
púrpura, te pondré una cadena de oro en el cuello, y te nombraré tercer
gobernante del reino. –Su Majestad puede quedarse con sus regalos, o dárselos a
otro –le respondió Daniel–. Voy a leerle lo que dice en la pared, y le
explicaré lo que significa. Entonces Daniel comenzó a explicarle al rey el
significado de cada palabra. –Usted sabe bien que el Dios Altísimo le dio al
rey Nabucodonosor grandeza y gloria, majestad y esplendor –dijo Daniel–. Por
eso el reino de Babilonia se llenó de poder y fama en todas partes; pero el rey
se portó arrogante y orgulloso y se le arrebató el trono; recibió la mente de
un animal y vivió en el campo, comiendo pasto, hasta que reconoció que el Dios
Altísimo es el Soberano de todos los reinos del mundo y que Él le entrega el
poder de reinar a quien quiere. –Aunque
usted sabía todo esto, no se humilló –continuó Daniel–. Por el contrario, ha
usado las copas del templo de Dios para embriagarse y alabar a sus dioses que
no pueden ni ver, ni oír, ni entender, y no ha honrado a Dios en cuyas manos
está su vida. Por eso Dios mandó a escribir a esa mano. Entonces Daniel dio el
significado de las palabras. Mene: Dios ha «contado» los días del reinado de
Belsasar y le ha puesto fin. Tekel: Belsasar ha sido «pesado» en la balanza y
no dio a la medida. Parsin: el reino ha sido «dividido» y entregado a los medos
y los persas. Cuando Daniel terminó de interpretar las palabras, Belsasar
cumplió su oferta de nombrarlo tercer gobernador del reino, y le dio los
regalos. Pero esa misma noche el rey Belsasar fue asesinado, y Darío el persa
se adueñó del reino.
APLICACIÓN A LA VIDA DIARIA:
Imaginemos que un carpintero hace muchos
muñecos de madera, grandes y pequeños, y que cada día los acomodaba en los
estantes de distintas maneras. Pero un día los muñecos le dicen al carpintero
que él no tiene nada que ver con ellos, que quieren acomodarse en la forma que
les conviene, pues son dueños de su existencia. ¿Creen que eso es correcto?
¿Qué debiera hacer el carpintero con esos muñecos? Ese carpintero era dueño de
la madera, de las herramientas y de la carpintería. Además, él tenía la
habilidad de formar a la madera; era soberano en su carpintería. Cortaba los
muñecos a su antojo, y si quería podía cambiarles de forma en cualquier
momento. Eso quiso enseñarle Dios a Belsasar, que se había comportado
neciamente al no reconocer que Dios es soberano, que tiene el poder, y que pone
y quita reyes cuando Él quiere. Nosotros también debemos reconocer que Dios es
soberano, que Él nos dio vida, y que debemos ponernos en sus manos y obedecerle
en todo. (Repasen el versículo para memorizar.)
A TRABAJAR CON LAS MANOS:
Hagan un pergamino en el que escriban
las «palabras de la pared».
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