Comprendiendo la Misericordia
Dios es conocido como un Dios de misericordia y gracia. A las personas a menudo les resulta difícil comprender la misericordia, ya que tendemos a ser una generación de "me la vas a pagar" y de "espero que reciban lo que se merecen". Muchos han desarrollado una naturaleza crítica muy dura y desean que otros reciban lo que les ha ocurrido a ellos y más.
Sin embargo, Dios es misericordioso hasta con los peores ofensores, pecadores, y transgresores de la ley. Esto significa que aunque Él conoce nuestra culpabilidad, no siempre ordena el castigo merecido. Para ampliar esto, en el versículo de Romanos 3:23-24 dice: “...todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.", y se puede ver que la redención del ser humano es fruto de la misericordia de Dios, ya que fuimos justificados por pura gracia.
Simplemente, todos somos pecadores y no cumplimos con los estándares de justicia que Dios desea que tengamos. Pero, por su misericordia y gracia, proveyó una manera para que nuestros pecados fueran perdonados, mediante nuestra aceptación de Jesucristo—aunque no lo merezcamos. Junto con la gracia (haber obtenido el regalo gratis del perdón de Dios, aunque no hemos hecho nada para merecerlo), se nos otorga misericordia, porque nos ama y sólo nos pide que aceptemos a Su Hijo por fe.
A quién se le otorga
El Dios de misericordia pide lo siguiente en Miqueas 6:8: "Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno. ¿Y qué pide Jehová de ti? Solamente hacer justicia, y hacer misericordia, y humillarte ante tu Dios." Estas palabras están dirigidas a toda la humanidad. A usted y a mí se nos está ofreciendo misericordia por igual. Él nos ha mostrado lo que es bueno y responde lo que se requiere de nosotros. Miqueas le pregunta a Dios en Miqueas 7:18, "¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia."
Este pasaje muestra que Dios disfruta el ser misericordioso, y todavía otorga misericordia hoy en día. Un ejemplo de la misericordia de Dios hoy, es la extraordinaria historia de una mujer llamada Jeanette. Su abuela, Carla, trataba, sin mucho éxito, de instar a Jeanette a que entrara a un programa de rehabilitación de drogas. Carla oró a Dios, pidiendo su intervención con Jeanette. Carla recordó las palabras de Dios, "¿A quién necesito yo para hacer algo? recuerda quién SOY YO. Yo puedo acabar con la drogadicción de tu nieta, aplastarla y hacer que no regrese." Carla dijo que ella oraba para que Jesús viniera a su quebrantada familia y sanara a su nieta. Jeanette ahora está libre de drogas y disfrutando de una bendecida relación con su familia. Carla se apoyó en Lucas 1:50, "Y su misericordia es de generación a generación a los que le temen [reverencian]."
Existen muchas referencias acerca de la misericordia de Dios por toda la Biblia. Por ejemplo, en Génesis capítulos del 37 hasta el 45 encontramos la historia de José, el hijo de Jacob. Como por la misericordia de Dios obro el perdón hacia los hermanos de José para no reaccionar de mal manera por su traición cuando era joven y fue vendido, ciertamente es evidente la misericordia en esta historia. Otras ilustraciones se encuentran en las oraciones del Rey David, que se leen en los Salmos. La misericordia de Dios es inagotable y la encontramos por todas las edades hasta el presente.
El Beneficio Supremo
Decir que es un Dios de misericordia es una descripción minimizada de lo que Él está dispuesto a hacer. Recuerde, en la primera sección dijimos que Dios ofrece el perdón aun cuando conoce nuestra culpabilidad. Pablo presenta una buena ilustración de esto en Efesios 2:1-10. "Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. Entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos. Y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. “
"Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo—por gracia sois salvos Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas"
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