TESOROS EN EL CIELO (Miércoles 31 de Octubre)




En Lucas 12:16-20, Jesús contó una parábola de un hombre rico a quien Dios llamó “necio”. Desde luego, a nadie le gusta que le llamen “necio”, pero es terrible cuando Dios es quien llama “necio” a alguien, ¿no crees? ¿Por qué le llamó “necio”? Jesús contó que la tierra de ese hombre había producido mucho grano. El hombre decidió derribar sus graneros antiguos y reemplazarlos con graneros más grandes. Él se vio a sí mismo en el futuro, con grandes graneros y mucha comida almacenada para muchos años, “disfrutando” de la vida. Sin embargo, Dios le dijo que era “necio” ya que esa misma noche moriría, y todo lo que había juntado no sería para él.
¿Cuál fue su necedad? Ese hombre confiaba en su riqueza, y se olvidó de Dios y el destino eterno de su alma. Se esforzó toda su vida en acumular cosas y comida para sentir “seguridad de vida”. Puso su confianza en las cosas equivocadas, y rechazó confiar en Dios. Además, parece que se olvidó de las necesidades de otros; pensó solamente en sí mismo. Jesús dijo en Mateo 6:24: “No podéis servir a Dios y a las riquezas”. La palabra “riquezas” en este versículo viene de la palabra “Mamón”, que hacía referencia a un ídolo adorado como el “dios de las riquezas”. Así que Jesús estaba diciendo a Sus seguidores que ellos debían escoger en quién confiar: en Dios o en Mamón—los bienes materiales.

¿En quién confías? Aunque las cosas materiales no son malas, y buscar satisfacer nuestras necesidades tampoco es malo, es equivocado vivir solamente pensando en lo material. En Mateo 6:25-34, Jesús criticó la preocupación desmedida en las cosas materiales, y enseñó que nuestra prioridad debe ser cumplir la voluntad de Dios (versículo 33).
Vivimos en un tiempo en que la gente quiere más y más. La gente confía y busca lo material—mucho dinero, casas más grandes, ropa de marca, aparatos electrónicos modernos, etc. El amor y la confianza en esas cosas causa que ellos se olviden de Dios (1 Juan 2:15-17). Tal vez tú quieres algunas cosas, y te sientes mal o triste cuando no las tienes. Si es así, debes entender que Dios ya te ha dado las cosas que más necesitas (como la vida y tu cuerpo, Mateo 6:25), que a Él le importas (versículo 26), y que Él puede cuidar de ti (versículos 26-32).
En vez de pensar siempre en las cosas materiales, piensa en las cosas buenas que Dios quiere que practiques, como el amor, la santidad, el gozo, la amabilidad, la generosidad, etc. (Gálatas 5:22-23); tales cosas producen recompensa en el cielo (Lucas 12:33-34). Si haces la voluntad de Dios, puedes confiar en que Él siempre te dará lo que realmente necesitas. No confíes en Mamón; ¡confía en Dios!

A TRABAJAR CON LAS MANOS:

Dobla una página de papel en tres(según la foto de muestra) y que los niños dibujen su propio mapa para llegar al cielo.



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