¡Cuán dulces son a mi
paladar tus palabras!
¡Son más dulces que la miel a mi boca! (Salmos 119:103)
¡Son más dulces que la miel a mi boca! (Salmos 119:103)
La miel es una sustancia parecida al caramelo
derretido que producen las abejas a partir del polen de las flores. Es muy
dulce. Tiene muchas cualidades, aparte de servir como endulzante de alimentos,
tiene propiedades terapéuticas: es decir alivia dolores y desinflama zonas
irritadas del cuerpo.
Cuando el escritor de este Salmo compara la Palabra
de Dios con la miel, nos está queriendo decir algo muy importante.
Leer la Biblia no solo reconforta nuestra alma porque estamos leyendo
los pensamientos de Dios, sino que puede sanar nuestro corazón, aliviar
nuestros dolores y calmar nuestras ansiedades, así como
lo hace la miel, y aún más, porque la Palabra de Dios es aún más dulce que la
miel!
Nadie puede decir que sabor tiene la miel sino la ha probado: de la misma manera debes probar leer la Biblia y gustar de los dichos
de Dios.
Algunos dichos de Dios muy dulces, por ejemplo:
“YO te guiaré’’
(Isaías 58:11)
“Yo estaré
contigo y te daré descanso” (Éxodo 33:14)
“Nunca te
abandonaré” (Josué 1:5)
“Yo soy tu
ayudador” (Hebreos 13:6)
“Yo estoy
contigo todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20)
“Nadie te
podrá hacer frente en todos los días de tu vida”
¿Qué te parece si buscas estos 6 textos en tu
Biblia y los subrayas? Piensa que hay más dulzura dentro de la Biblia
esperando ser degustada por ti.
Leer la Biblia endulzará tu corazón, esto se
reflejará en tus pensamientos y se oirá en tus propios dichos. Todos a tu
alrededor se darán cuenta que tienes ‘’algo’’ de Dios si empiezas a gustar de
sus dichos.
MANUALIDAD: Puedes
sacar copias y que lo decoren con brillantina
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