La sabiduría de Salomón”
¿Por qué
podemos decir que Salomón es un buen ejemplo?
Jesús, quien fue prefigurado por
Salomón, habló favorablemente de este rey, presentándolo como un buen ejemplo. Lo hizo
al decir a unos judíos incrédulos: “La reina del Sur será levantada en el
juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino desde los fines de
la tierra para oír la sabiduría de Salomón, pero, ¡miren!, algo más que Salomón
está aquí” (Mat. 12:42). En efecto, aquel monarca
se hizo célebre por su sabiduría y animó a todos a buscarla con empeño.
¿De qué
manera obtuvo Salomón la sabiduría, y de qué forma la obtenemos nosotros?
Al comienzo del reinado de Salomón, Jehová se le
apareció en un sueño y lo invitó a pedirle lo que quisiera. Consciente de su
poca experiencia, el monarca pidió sabiduría (léase 1 Reyes 3:5-9). Dios quedó muy complacido de que,
en vez de preocuparse por la fortuna y la gloria, le hubiera hecho esa
solicitud, de modo que le concedió “un corazón sabio y entendido”, aparte de
grandes riquezas (1 Rey. 3:10-14). Como señaló Jesús, su fama
llegó hasta la reina de Seba, quien hizo un largo viaje para ver si de verdad
era tan sabio (1 Rey. 10:1, 4-9).
Hoy no esperamos recibir milagrosamente la
sabiduría. Es cierto que Salomón dijo que es Jehová quien la da, pero
también indicó lo que debe hacer cada uno a fin de adquirirla: “Con tu oído
[presta] atención a la sabiduría, para que inclines tu corazón al
discernimiento”. Además, mostró que esta cualidad divina solo se consigue con
esfuerzo, pues usó expresiones como “si clamas”, “si sigues buscando” y “si
sigues en busca” (Pro. 2:1-6). Como vemos, es algo que
debemos y podemos obtener.
Trajo la paz al poner en alto la adoración
verdadera
¿Cómo llegó
a contar Dios con un gran templo?
En la primera parte de su
reinado, Salomón tomó medidas para reemplazar el tabernáculo —que venía
usándose desde tiempos de Moisés— por un magnífico santuario (1 Rey. 6:1). Lo llamamos el templo de
Salomón, pero no porque fuera idea suya ni un medio con el que pretendiera
hacerse famoso como arquitecto o generoso benefactor. En realidad, quien
propuso su edificación y aportó buena parte de los fondos fue David, y quien
proporcionó los detalles sobre su diseño y mobiliario fue Dios (2 Sam. 7:2, 12, 13; 1 Cró. 22:14-16). Aun así, Salomón fue el
responsable de ejecutar las obras, que duraron siete años y medio (1 Rey. 6:37, 38; 7:51).
¿Qué ejemplo de perseverancia nos dio
Salomón?
¿Qué efecto tuvo el que Salomón exaltara la
adoración verdadera?
De este modo, Salomón nos dejó un
ejemplo al dar prioridad a lo más importante y perseverar en las buenas obras.
Cuando se terminó el templo y se introdujo el arca del pacto, ofreció una
oración pública en la que dijo a Jehová: “Que tus ojos resulten estar abiertos
hacia esta casa noche y día, hacia el lugar del cual dijiste: ‘Mi nombre
resultará estar allí’, para escuchar la oración con que tu siervo ore hacia
este lugar” (1 Rey. 8:6, 29). Israelitas y extranjeros
podrían dirigir sus plegarias hacia este santuario edificado en honor del
nombre de Dios (1 Rey. 8:30, 41-43, 60).
9 ¿Qué efecto tuvo el que Salomón exaltara así la
adoración verdadera? Tras la inauguración del templo, todos estaban
“regocijándose y sintiéndose alegres de corazón por todo el bien que Jehová
había ejecutado para David su siervo y para Israel” (1 Rey. 8:65, 66). Sus cuarenta años de reinado
se distinguieron por una gran paz y prosperidad 1 Reyes 4:20, 21, 25). Esta situación se refleja en el Salmo 72, que nos permite hacernos una
pequeña idea de las bendiciones que disfrutaremos bajo el gobierno de
Cristo, el rey representado por Salomón (Sal. 72:6-8, 16).
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