Prepara
huevos blancos de papel con palabras sueltas escritas en colores de un
versículo de la Biblia, con letras rojas para las palabras clave. Comienza con
un verso o dos, y luego añade más según el caso. Por ejemplo, el Salmo 23 es un
pasaje favorito. Dispersa (revuelve) los huevos sobre la mesa y pide a los
niños que los pongan en orden. Quita una o dos palabras y reemplázalas con
huevos en blanco. Dispersa de nuevo y ve lo bien que lo hacen. Con el tiempo,
todas las palabras se habrán ido y van a haber memorizado el pasaje. Una vez
que el versículo esté aprendido, haz una caza de huevos de caramelo. Agrega un
poco de actividad física a tus juegos haciendo que los niños constituyan una
simple canción (rítmica) de los versos, y luego estimula el movimiento creativo
para añadir diversión.
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