DEVOCIONAL DEL MAESTRO
LA OBEDIENCIA
“Si me amáis, guardad mis mandamientos”. Juan 14:15
“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es
el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me
manifestaré a él”. Juan 14:21
Dios demostró su amor por nosotros que aun siendo
pecadores Cristo murió por nosotros, pues de tal manera nos amó Dios que envió
a su único Hijo a morir por nuestros pecados. Definitivamente el amor de Dios
es inmenso e incomparable, no hay duda alguna de que nos ama con un amor eterno.
Puedo pasar escribiendo más acerca del amor que Dios tiene para nosotros, el
cual es inimaginable y jamás estará en tela de juicio, pero en esta hora te
quiero hacer una pregunta: ¿Realmente amas a Dios?
Si DIOS estuviera en persona frente a tí y te hace esa
pregunta, estoy convencido que tu respuesta seria: “Si realmente amo a Dios”.
Pero un dicho popular dice: “del dicho al hecho hay un gran trecho”.
La pregunta de este día es: ¿Realmente amo a Dios?,
imagínate por un momento todo lo que Dios ha hecho por ti, desde el día que
naciste, hasta ahora, desde cuando no querías nada con El, hasta ahora que
tratas de agradarlo, realmente si hiciéramos un cálculo de todas las veces que
Dios ha demostrado su amor por nosotros, creo que escribiríamos libros
completos de anécdotas de lo bueno que ha sido y de lo mucho que nos ha amado y
nos seguirá amando.
Pero, ¿Será que estoy correspondiendo a ese amor de
Dios?, fíjate que para demostrar el amor de Dios solo tenemos que hacer una
cosa, esta es: “Guardar sus mandamientos”, Jesús dice: “Si me amáis, guardad
mis mandamientos”. (v.15)
Guardar los mandamientos tiene que ver con ser
obedientes a ellos, entonces en pocas palabras la muestra del amor que tenemos
por Dios es LA OBEDIENCIA, pero ¿Qué tan obedientes estamos siendo a su
Palabra?
Tu y yo nos podemos llenar la boca de palabras lindas,
describiendo el amor que sentimos por Dios y el agradecimiento que tenemos por
todo lo que ha hecho por nosotros, pero más allá de las palabras, hay un hecho
que se tiene que concretar para demostrar realmente el amor que tenemos por
Dios, y este es: SIENDO OBEDIENTES A SU PALABRA.
Tu y yo podemos decir amar a Dios, pero mientras no
obedezcamos su Palabra, nuestras frases solo serán eso: “frases”, que realmente
no demuestra el verdadero amor por Dios.
El amor por Dios se demuestra, no se pregona, tú puedes
pasarte la vida gritando a los cuatro vientos que amas a Dios, pero si con tu
vida no lo demuestras, esas palabras son vanas y mentirosas.
Una vida que realmente ama a Dios trata de agradarlo
guardado sus mandamientos, no hablo de las tablas de la Ley de la época de Moisés,
hablo de guardar todo lo que nos manda el Señor a través de su Palabra, cosas
sencillas como: no mentir, amar a tu prójimo, no caer en la fornicación o
adulterio, no desear la mujer de mi prójimo, no permitir que en mi se aniden
raíces de rencor u odio. Hablo de las cosas fáciles como perdonar a aquel que
me ofendió, de darle la mano al que me rechazo, de proclamar bendición sobre el
que me aborrece, cosas sencillas como esas y que nosotros no tomamos en cuenta
a la hora de querer demostrar nuestro amor por Dios.
Estoy seguro que si te preguntara: ¿Qué estarías
dispuesto a hacer por Dios? Seguramente me dijeras cosas grandísimas, como ir a
la tribu mas escondida del mundo y predicar su Palabra, otros quizá dirían que
estarían dispuestos a morir por amor a Él y muchos otros dijeran cosas
asombrosas que estarían dispuesto a hacer por amor a Dios.
Pero, no es necesario hacer todas esas cosas para
demostrar cuando lo amas, demostrar tu amor solo tiene que ver como MORIR a ti
mismo y SOMETERTE a su Palabra, Dios quiere que le demostremos nuestro amor por
él, no haciendo cosas extraordinarias, sino tan simple como GUARDAR SUS
MANDAMIENTOS, en pocas palabras: SIENDO OBENDIENTE A SU PALABRA.
Amados, es hora de evaluar como esta nuestro amor por
Dios, si Él ha sido bello y hermoso demostrando un amor inmenso e incomparable
por nosotros, ¿No crees que nosotros también debemos corresponder a ese amor?
Es momento de analizar qué cosas están evitando que
demuestre totalmente mi amor por El, es hora de hacer a un lado todo obstáculo
que me está privando el hecho de demostrar cuando lo amo, es momento de
comenzar a vivir rectamente como El anhela que lo haga, las palabras y frases
bonitas no sirven más, es hora de demostrar cuando lo amo, pero con la práctica
y no solo con la teoría.
La mayor
muestra de tu amor por Dios, es la Obediencia que demuestres a su Palabra.
Lo que incluye la obediencia a Dios
Los que obedecen a Dios son sumisos en cinco cosas a:
1. La voz de Dios
“Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios”
(Jeremías 7.23). Es esta la voz que Noé oyó cuando edificó el arca (Génesis 6);
que Abraham oyó cuando dejó su hogar y parentela y empezó a caminar hacia la
tierra prometida (Génesis 12.1–5) y que Moisés oyó cuando él aceptó la tarea de
librar al pueblo de la esclavitud (Éxodo 4). En nuestra época Dios no ha
hablado tanto en una voz audible, sino por los medios que mostramos a
continuación.
2. El Hijo de Dios
Dios nos manda diciendo: “Este es mi Hijo amado, en
quien tengo complacencia; a él oíd” (Mateo 17.5). En la época actual Dios nos
está hablando “por el Hijo” (Hebreos 1.2). Por eso “mirad que no desechéis al
que habla” (Hebreos 12.25) cuando él dice: “Si me amáis, guardad mis
mandamientos” (Juan 14.15).
3. El Espíritu de Dios
Esteban les recordó a los fariseos la condenación que
les sobrevendría porque resistían al Espíritu Santo, tal y como sus padres
habían hecho (Hechos 7.51). Es el Espíritu de Dios, es el que nos guiará a toda
la verdad (Juan 16.13). Dios nos habla por medio de nuestros ruegos y bajo la
dirección del Espíritu Santo.
4. La Palabra de Dios
Dios nos dirige a la salvación y nos muestra su
carácter y su voluntad por medio de su palabra. En vano pensamos que estamos
bien con Dios si no obedecemos su Palabra (Juan 14.15; 15.14; Santiago 1.22–25;
1 Juan 2.3–4).
5. La Iglesia de Dios
La Palabra de Dios, es el mensaje de Dios al hombre, y
la Iglesia de Cristo es la institución por medio de la cual se lleva este
mensaje al mundo (Mateo 28.18–20). Dios quiere hablarnos por medio de su Iglesia.
Cristo nos muestra la autoridad que ha dado a la voz de la Iglesia, cuando dijo:
“Si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano” (Mateo 18.17–18).
Los resultados de la obediencia
1. Recibimos las Bendiciones de Dios
Dios da su Espíritu Santo “a los que le obedecen”
(Hechos 5.32). La obediencia es esencial para tener una buena relación con Dios
(Juan 15.14; 1 Juan 2.3–4). Fue la obediencia (de Cristo) que hizo posible
nuestra justificación (Romanos 5.19). En pocas palabras, todas las bendiciones
del evangelio son para los obedientes y la Biblia promete sólo maldición a los desobedientes.
2. Nos dirige a una Vida Santa
Por medio de la obediencia a Dios viajamos en la senda
de justicia; si obedecemos al mundo, viajamos en las sendas del pecado. La
verdad, la justicia, la rectitud y la piedad se hallan en la senda de obediencia
a Dios.
3. Heredamos la Gloria venidera
Los que cumplen la voluntad de Dios tendrán bendición
eterna en lugar de condenación eterna (Mateo 7.21–29; 2 Tesalonicenses 1.7–9).
En cierta ocasión Jesús le dijo a un joven: “Si quieres entrar en la vida,
guarda los mandamientos” (Mateo 19.17).