EL COMPROMISO FRENTE AL MINISTERIO DE ENSEÑANZA (DEVOCIONAL MES DE MARZO)

El Compromiso frente al Ministerio de la Enseñanza

Como maestros tenemos el alto privilegio de transmitir conocimientos y experiencia de vida a nuestros alumnos.

Los padres y familias nos confían a sus niños para que les transmitamos enseñanzas. Igualmente las iglesias depositan su confianza en los maestros. Es una gracia y una gran bendición estar al frente de alumnos, sea un grupo de pequeños o un auditorio repleto de personas adultas preparados para escucharnos. Por eso necesitamos reconocer que todo privilegio trae sus responsabilidades y que el maestro tiene un compromiso frente al Ministerio de la Enseñanza. Este compromiso abarca 5 distintas facetas:

1. COMPROMISO CON LA VERDAD BÍBLICA

En la segunda carta a Timoteo, el apóstol Pablo escribe: "Procura con diligencia, presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (2:15). Usar bien la palabra de verdad debe ser el primer compromiso de todo maestro.

Quisiera hacer unas preguntas y que reflexiones sobre ellas: ¿Cómo crees nos califican nuestros alumnos? ¿Cómo nos juzgan? ¿Cómo maestros carismáticos, renovados, tradicionalistas, fundamentalistas o religiosos?

Personalmente prefiero el calificativo de "bíblicos". Un maestro bíblico es aquel que cree en la Biblia como la Palabra de Dios, como única regla de fe y conducta. Es aquel que ama la Palabra de Dios y, como dice el Salmo 1:6, "En la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche”. Quien usa bien la Palabra de verdad se vuelve inmune a las herejías.

2. COMPROMISO CON LA EDUCACIÓN CRISTIANA

Hoy se habla mucho sobre el "Nuevo modelo de la educación", pero hay principios que trascienden el tiempo y los modelos:

a)    El conocimiento. Quien deja de leer, deja de enseñar. El conocimiento es obligatorio para todo maestro que enseña. Muchos se quedaron en el tiempo, y dicen las mismas cosas o tienen miedo de las informaciones actuales. Necesitamos adquirir nuevos conocimientos, actualizarnos. Hoy cambió hasta el lenguaje de la educación. Se habla de investigación, de búsqueda (Daniel12:4).

b)    La ilustración. Enseñar preceptos metódicamente, en dosis graduadas al nivel, dejar abierta la mente del alumno. Hoy se habla sobre "morfología" (palabra griega que significa la ciencia de formar carácter, embellecer). La instrucción debe llevar a la transformación. El gran evangelista Moody decía: "La Biblia no nos fue dada para información, sino para transformación."

c)  La práctica. Es el proceso de llevar a nuestros alumnos a poner en práctica lo que enseñamos y transmitimos. Si nuestros alumnos no están siendo desafiados a poner en práctica lo que enseñamos, corremos el riesgo de ser maestros descalificados. Pablo le decía a Timoteo: "...esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros." (2 Timoteo 2:2) La orden de Cristo a sus discípulos fue: "...haced discípulos... enseñándoles que guarden todas las cosas." (Mateo 28:19, 20).

3. COMPROMISO CON LA IGLESIA

Todo maestro de niños tiene su compromiso, primeramente con El Señor, pero también con su Iglesia. Cada clase debe depender de la Iglesia y estar relacionada con ella. Su maestro, en plena comunión con la misma y el ministerio de enseñanza que ejerce debe ser para edificación del cuerpo(Efesios 4:11-13).

4. COMPROMISO CON EL ALUMNO

Los Maestros debemos preocuparnos por servir bien al alumno y que la calidad de nuestra enseñanza traiga como resultado de transformación un cambio en sus vidas, para ello debemos auxiliarnos de:

a)    Experiencia: Nuestros alumnos necesitan pasar del conocimiento (teoría) a la experiencia propia. Esta experiencia se adquirirá en la medida en que pongan en práctica lo que aprendan. Debemos proveerles propuestas concretas, adecuadas a su edad, al contenido de la enseñanza, para que puedan realizarlas.

b)    Creatividad: Debemos llevar a nuestros alumnos a ser creativos. Para eso es necesario que también el maestro sea creativo. No es sólo usar visuales, sino ser claro en cuanto a los ejemplos, ilustraciones, lecciones objetivas, preguntas y métodos. Todos estos instrumentos son medios para hacer más claro y accesible el aprendizaje para nuestros alumnos.

c)    Habilidad: Tenemos que dar a nuestros alumnos la oportunidad de desenvolverse solos. Proveer al alumno fuentes de información sobre un tema y dejar que él descubra las verdades por sí mismo.

d)    Oración: Es necesario que estemos orando por nuestros alumnos para que el Señor nos ayude y capacite tanto en entender como en transmitir.

En verdad el desarrollo de nuestros alumnos depende de nosotros como maestros.

5. COMPROMISO CONSIGO MISMO:

Todo aquel que enseña tiene tres adversarios a considerar:

a)    Saber sin ser. En otras palabras, la falta de coherencia entre lo que el maestro enseña y lo que vive. El maestro puede conocer una verdad, transmitirla, propagar conocimientos bíblicos, desafiar a sus alumnos a ponerlos en práctica, pero él mismo, como maestro, no vive lo que enseña.

b)    La Tecnología. Hoy vivimos en la era de las comunicaciones. Estos recursos no deben ser usados para embellecer nuestras clases o para llamar la atención y atraer a nuestros alumnos. Todos los recursos tecnológicos y los medios de comunicación deben ser integrados con el propósito de ayudar al alumno a entender, comprender y fijar la enseñanza. El maestro necesita familiarizarse con los recursos que va a usar en la presentación de su lección, adquiriendo habilidad y seguridad.

c)    Una Teoría fría. Necesitamos dar valor a la vida de nuestros alumnos, tratarlos como a seres humanos y ayudarlos a superar sus propias dificultades.

Comentando la naturaleza del ministerio de la enseñanza de Pablo, Matthew Henry dice que el apóstol nos dejó las siguientes notas dignas de ejemplo. Como maestro, Pablo era un ejemplo. Sus enseñanzas eran claras, poderosas, provechosas, completas, fieles, universales y Cristocéntricas. De hecho, Pablo exhortaba a los otros cristianos a que fuesen sus imitadores (1 Corintios 4:15; 11:1; Filipenses 3:17).

Aliento a cada maestro involucrado en la enseñanza con el texto: “No que seamos suficientes de nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia es de Dios;". (2 Corintios 3:5 RVA)

Vassilios  Constantinidis