"¡Laura, Daniel! Vengan aquí”, les llamó papá.
Los niños corrieron hasta la orilla del jardín, allí papá estaba sembrando un
pequeño árbol. "Este es un árbol especial", dijo papá. "Por
favor no jueguen cerca de él, porque lo pueden dañar".
Daniel y Laura prometieron: "Nos acordaremos
de no jugar cerca de él".
La siguiente tarde Daniel estaba persiguiendo a
Laura. Ella corrió a través del jardín. "Oh" dijo Laura, deteniéndose
un poco: "Este es el árbol especial de papá".
Justo en ese instante Daniel vino corriendo tras de
Laura: "Te atrapé" gritó Daniel, riéndose y dándole un pequeño
empujón.
Laura cayó contra el árbol. Ella oyó un pequeño
crujido. "¡Oh, mira!" gritó Laura: "He roto el arbolito de
papá".
Daniel miró el árbol. Una pequeña rama de la parte
alta se había quebrado. "No se dañó del todo, yo lo arreglaré", dijo
Daniel.
Daniel consiguió un pedazo de cuerda. Laura agarró
la rama mientras Daniel la amarraba firmemente al tronco. Daniel dijo:
"Tal vez papá no lo verá".
Laura dijo: "No se lo diremos".
Cuando papá regresó a casa, los saludó: "Hola,
Daniel, hola Laura. ¿Les gustaría hablar un poco conmigo?" Daniel movió su
cabeza negativamente y dijo: "Yo quiero jugar con mis carros".
Laura no miró a su padre: "Yo quiero terminar
de pintar este dibujo, papi", dijo ella.
Papá comenzó a leer el periódico. Él se veía
triste.
Después de cenar papá invitó a los niños a salir a
caminar con él. Pero ellos no quisieron ir. Mamá dijo: "Yo iré, me
gustaría ver el árbol nuevo que sembraste anoche".
Cuando la puerta se cerró, Daniel se levantó
diciendo: "Me voy a la cama", y comenzó a subir las escaleras.
Laura dijo: "Yo también".
Papá y mamá regresaron pronto. Papá llamó a los
niños que bajaran de su habitación. Daniel y Laura no corrieron escaleras
abajo. Ellos bajaron MUY, MUY LENTAMENTE.
Papá dijo: "Vengan aquí”, poniendo sus brazos
alrededor de ellos dijo: "Ahora ¿tienen ustedes algo que contarme?"
Laura dijo: "Yo rompí tu árbol, papi" y
comenzando a llorar dijo: "Lo siento, por favor perdóname".
Daniel dijo: "Estábamos jugando y yo la
empujé. Lo siento que hayamos roto tu arbolito, papá. No fue nuestra intención
hacerlo".
Papá dijo: "El árbol no está muy dañado. Y por
supuesto que los perdono. Pero estoy triste porque ustedes no me lo dijeron
antes".
Laura dijo: "Yo tenía miedo. Por eso es que no
quería hablar contigo".
Papá abrió su Biblia y dijo: "Niños, nosotros
siempre estamos tristes cuando hacemos algo malo. Pero la Biblia dice: ‘Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados’. Esto significa que cuando nosotros le decimos al Señor Jesús que nos
sentimos tristes por lo malo que hicimos y le pedimos perdón, Él inmediatamente
lo hará. El Señor Jesús quiere ayudarnos y hacernos felices. Él no puede
hacerlo si tenemos pecado en nuestro corazón".
Laura preguntó: "¿Todavía pertenecemos a
Jesús, aun cuando hacemos cosas malas?"
Papá respondió: "Claro que sí. Los dos
hicieron mal hoy al correr cerca del árbol, pero ustedes siguen siendo mis
hijos. Cuando nosotros recibimos a Jesús como nuestro Salvador, pertenecemos a
Él para siempre. Él se pone triste cuando hacemos algo malo, pero Él aún nos
ama. Él quiere que cuando hagamos algo malo, vengamos inmediatamente a Él y le
digamos que lo sentimos".
Daniel estaba muy pensativo y luego preguntó:
"Papi, después que le hayamos pedido a Jesús que nos perdone, ¿Él quiere
que nos quedemos un rato hablando con Él?".
Papá sonriendo dijo: "Sí, Daniel, El Señor
Jesús quiere que nosotros le hablemos de todo lo que nos pasa o hacemos. Al
igual que yo quería que tú y Laura hablarán conmigo antes de cenar".
Papá continuó: "Yo quería saber todo lo que
ustedes estuvieron haciendo hoy. Así también El Señor Jesús quiere que le
digamos a Él de las cosas que nos hacen feliz o de las cosas que nos
entristecen. Él quiere que le demos gracias por todo lo que Él hace por
nosotros".
Laura abrazó a papá y dijo en voz baja: "Yo
creo que Jesús quiere que le digamos que lo amamos".
Papá respondió: "Sí, y recuerden que podemos
hablar con Jesús en todo momento. Podemos hablar con Él en todo lugar. Él
siempre está dispuesto a escucharnos y ayudarnos. Y cuando hacemos algo malo, ¿Qué
nos dice la Biblia que debemos hacer?".
Laura comenzó: "Dice que: ‘Si confesamos
nuestros pecados…" Daniel terminó la frase sonriendo alegre: "…Él es
fiel y justo para perdonar nuestros pecados…"
A TRABAJAR CON LAS MANOS
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