EFESIOS 4:31-32
Había una
vez un hombre que salió un día de su casa para ir al trabajo, y justo al pasar
por delante de la puerta de la casa de su vecino, sin darse cuenta se le cayó
un papel importante. Su vecino, que miraba por la ventana en ese momento,
vio caer el papel, y pensó:
- ¡Qué
descarado, el tío va y tira un papel para ensuciar mi puerta,
disimulando descaradamente!
Pero en
vez de decirle nada, planeó su venganza, y por la noche vació su papelera junto
a la puerta del primer vecino. Este estaba mirando por la ventana en ese
momento y cuando recogió los papeles encontró aquel papel tan importante que
había perdido y que le había supuesto un problemón aquel día. Estaba roto
en mil pedazos, y pensó que su vecino no sólo se lo había robado, sino que
además lo había roto y tirado en la puerta de su casa. Pero no quiso decirle
nada, y se puso a preparar su venganza. Esa noche llamó a una granja
para hacer un pedido de diez cerdos y cien patos, y pidió que los llevaran a la
dirección de su vecino, que al día siguiente tuvo un buen problema para tratar
de librarse de los animales y sus malos olores. Pero éste, como estaba
seguro de que aquello era idea de su vecino, en cuanto se deshizo de los
cerdos comenzó a planear su venganza.
Y así,
uno y otro siguieron fastidiándose mutuamente, cada vez más exageradamente,
y de aquel simple papelito en la puerta llegaron a llamar a una banda de música,
o una sirena de bomberos, a estrellar un camión contra la tapia, lanzar una
lluvia de piedras contra los cristales, disparar un cañón del ejército y
finalmente, una bomba-terremoto que derrumbó las casas de los dos vecinos...
Ambos
acabaron en el hospital, y se pasaron una buena temporada compartiendo
habitación. Al principio no se dirigían la palabra, pero un día, cansados del
silencio, comenzaron a hablar; con el tiempo, se fueron haciendo amigos
hasta que finalmente, un día se atrevieron a hablar del incidente del
papel. Entonces se dieron cuenta de que todo había sido una coincidencia, y de
que si la primera vez hubieran hablado claramente, en lugar de juzgar las malas
intenciones de su vecino, se habrían dado cuenta de que todo había ocurrido
por casualidad, y ahora los dos tendrían su casa en pie...
Y así
fue, hablando, como aquellos dos vecinos terminaron siendo amigos, lo
que les fue de gran ayuda para recuperarse de sus heridas y reconstruir sus
maltrechas casas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario