PRIORIDAD UNO (DEVOCIONAL MES DE FEBRERO)





En la relación que existe con Dios, se nota la facilidad que tienen las personas de colocarlo en otro lugar que no sea el primero. De hecho, los seres humanos son muy buenos para pedir, y desear que les vaya bien en todos los aspectos de su vida, buenos para anhelar las bendiciones y la paz de su corazón, pero ¿Qué tanto le brinda a Él?

Es muy cierto que, en ocasiones, has puesto el empleo, a la pareja o al dinero, entre otros más, en el lugar que solo corresponde a Dios. Y en esto, has concentrado todas tus fuerzas y atención. ¿Sabías que ésta podría ser la causa de muchos de tus problemas? Dios quiere que lo hagas el centro de tu vida,  del hogar y matrimonio.

Es hacerlo un estilo de vida en las personas; el ser conscientes de que a Dios le agradará estar presente en cada momento de nuestra existencia. Su palabra dice que “Él es el padre de la sabiduría; por lo tanto, al darle la prioridad que Dios merece en tu vida, automáticamente estarás reconociendo que necesitas de su poder e intervención para poder administrar lo que te ha confiado… La familia, el hogar, tus ingresos”. En la palabra de Dios están sus pensamientos y conocimientos; y son éstos los que nos hacen vencedores ante toda circunstancia.

Muchas veces, los seres humanos se preguntan el lugar que debe ocupar cada cosa, se pasan la vida dictaminando prioridades, y al final de camino, se dan cuenta que nunca colocaron en orden sus cosas. Asimismo pasa con el lugar que merece Dios en nuestra vida, no sabemos dónde colocarlo hasta que pasamos por un momento difícil y caemos en cuenta que siempre supimos que su lugar era el primero, pero nunca tuvimos el tiempo para reconocerlo y aceptarlo. Tal como lo dijo alguna vez Bernardo de Claraval, “El desconocimiento propio genera soberbia; pero el desconocimiento de Dios genera desesperación.” Por eso se debe, antes de vernos envueltos en momentos de dificultad, conocer a Dios y hacerlo parte de nuestra vida.

A lo que le entregas tu tiempo, es a lo que le das valor e importancia. Entonces, ¿Dónde has puesto a Dios en tu orden de prioridades?

Es como aquella historia de un joven que se fue a la guerra por un año, y prometió a su novia, con quien estaba comprometido para casarse, escribir cada día de los que estaría ausente una carta, y así fue, nunca falló, fielmente llegaba el cartero todos los días  hasta la puerta de la joven a dejar las cartas de su prometido; al final del año la joven si se casó, pero con el cartero. Finalmente pasaba más tiempo con él.
Es necesario que pongas orden de prioridad a las cosas, porque el mundo constantemente está trabajando en llamar la atención; te buscan y quieren tú tiempo. Dios tiene que ser el primero en tu vida. Dice la palabra en Mateo 6:33 “Buscad primeramente el reino Dios y su justica y todo lo demás te será dado por añadidura”. Eso quiere decir que Dios mismo se encargará de que estés sano, protegido, bendecido y en paz. Él es la fuente de donde proviene todo.

Sin embargo, muchas personas dicen y aseguran amar a Dios, creen tenerlo como prioridad, pero no lo demuestran dedicándole el tiempo que realmente merece. En la palabra de Dios, Mateo capítulo 6:19-23 se declara: “Donde está tu tesoro, allí está tu corazón”.

 Agustín de Hipona pensaba fielmente que “Dios nos hizo para Él, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Él.” Por esta razón, Dios debe ser el número uno en tu vida, es imprescindible que esto se cumpla en ti; no en teoría sino en lo práctico, al punto de ser inmovible en tu vida. El hecho de que Dios sea o no prioridad en tu vida, tiene que ver directamente con quién es Él para ti y tu relación con Él en el diario vivir.

Tal vez, se tiene que empezar estableciendo disciplinas inamovibles, ajustar las prioridades de acuerdo a las necesidades y luchar por mantener el orden, puesto  que van a haber circunstancias y ocasiones que  te van a querer robar esas prioridades.

Todos los días las personas hacen una lista mental de las actividades o compromisos a realizar, las organizan de acuerdo al orden de importancia que tienen; esperan que Dios haga posible el cumplimiento de cada una de estas cosas. Al final del día, analizan si cumplieron o no lo planteado en sus prioridades diarias; y lo curioso es que jamás le dieron un espacio de dedicación a Dios para agradecer o pedir por las bendiciones que se desean.

Ahora bien, ¿Por qué dar el lugar más importante a Dios?

Si las personas dedicaran tiempo a conocer la palabra de Dios, se dieran cuenta que es un Dios de orden y celoso. Tal vez parezca extraño y se pregunten ¿Celoso?  Pero sí, Dios es celoso. Él nos lo revela a través de las sagradas escrituras. De hecho, el primer mandamiento es amarás al señor tu Dios sobre todas las cosas; y eso implica aun por encima de ti mismo, del trabajo y de la pareja.

Al tener verdaderamente a Dios en el primer lugar,  se le permite que gobierne en todos los aspectos del diario vivir. Solo hasta que Dios se convierta en prioridad, tendrás establecidas las bases correctas, el fundamento y punto de partida sensato para seguir agregando, sobre ello, el orden correcto de las cosas.

De la misma manera que el fuego refina al mineral para extraer metales preciosos, Dios nos refina por medio de circunstancias difíciles. Cuando eres probado te puedes quejar, o puedes tratar de ver cómo Dios te está forzando para forjar tu carácter y llamar tu atención.

Un ejemplo claro de esto, se encuentra en la biblia, en el que describe un interesante episodio en Génesis 22. Dios pide a Abraham que mediante un sacrificio le entregue su único hijo, Dios no lo hace para hacerlo tropezar y caer, sino para incrementar la capacidad en Abraham de obedecerlo y ocupar el lugar que solo a Él le correspondía y así desarrollar su carácter. En aquella mañana, Abraham comenzó uno de los actos de obediencia más grandes registrados en la historia, pero un instante antes de sacrificar a su único hijo, Dios detuvo su mano, puesto que ya había visto la disposición en el corazón de obedecerlo.

Es Dios quien, a través de pruebas y situaciones como las de Abraham, nos manda un mensaje de amor y petición para nuestra vida; cada día nos coloca caminos para llegar a Él; y por eso se debe ser asertivos al momento de identificarlos e interpretarlos, nos pide que lo coloquemos en un lugar privilegiado.
Resulta difícil soltar lo que se ama profundamente y  quitarle, lo que por mucho tiempo, ha ocupado el primer lugar de importancia, para que ahora lo ocupe Dios; pero cuando se le da a Dios lo que Él pide, se devuelve mucho más de lo que pudo haber soñado. Los beneficios espirituales de sus bendiciones superan enormemente nuestros sacrificios.

Prueba poniendo a Dios en el lugar más importante de tu vida, y el resto de cosas caerán en su propio puesto. Hay muchas maneras de honrarle, darle la prioridad sin duda es una gran manera de hacerlo.

Bendigo tu vida.

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