En Lucas 12:16-20, Jesús
contó una parábola de un hombre rico a quien Dios llamó “necio”. Desde luego, a
nadie le gusta que le llamen “necio”, pero es terrible cuando Dios es quien
llama “necio” a alguien, ¿no crees? ¿Por qué le llamó “necio”? Jesús contó que
la tierra de ese hombre había producido mucho grano. El hombre decidió derribar
sus graneros antiguos y reemplazarlos con graneros más grandes. Él se vio a sí
mismo en el futuro, con grandes graneros y mucha comida almacenada para muchos
años, “disfrutando” de la vida. Sin embargo, Dios le dijo que era “necio” ya
que esa misma noche moriría, y todo lo que había juntado no sería para él.
¿Cuál fue su necedad? Ese hombre
confiaba en su riqueza, y se olvidó de Dios y el destino eterno de su alma. Se
esforzó toda su vida en acumular cosas y comida para sentir “seguridad de
vida”. Puso su confianza en las cosas equivocadas, y rechazó confiar en Dios.
Además, parece que se olvidó de las necesidades de otros; pensó solamente en sí
mismo. Jesús dijo en Mateo 6:24: “No podéis servir a Dios y a las riquezas”. La
palabra “riquezas” en este versículo viene de la palabra “Mamón”, que hacía
referencia a un ídolo adorado como el “dios de las riquezas”. Así que Jesús
estaba diciendo a Sus seguidores que ellos debían escoger en quién confiar: en
Dios o en Mamón—los bienes materiales.
¿En quién confías? Aunque las
cosas materiales no son malas, y buscar satisfacer nuestras necesidades tampoco
es malo, es equivocado vivir solamente pensando en lo material. En Mateo
6:25-34, Jesús criticó la preocupación desmedida en las cosas materiales, y
enseñó que nuestra prioridad debe ser cumplir la voluntad de Dios (versículo
33).
Vivimos en un tiempo en que la
gente quiere más y más. La gente confía y busca lo material—mucho dinero, casas
más grandes, ropa de marca, aparatos electrónicos modernos, etc. El amor y la
confianza en esas cosas causa que ellos se olviden de Dios (1 Juan 2:15-17).
Tal vez tú quieres algunas cosas, y te sientes mal o triste cuando no las
tienes. Si es así, debes entender que Dios ya te ha dado las cosas que más
necesitas (como la vida y tu cuerpo, Mateo 6:25), que a Él le importas
(versículo 26), y que Él puede cuidar de ti (versículos 26-32).
En vez de pensar siempre en las
cosas materiales, piensa en las cosas buenas que Dios quiere que practiques,
como el amor, la santidad, el gozo, la amabilidad, la generosidad, etc.
(Gálatas 5:22-23); tales cosas producen recompensa en el cielo (Lucas
12:33-34). Si haces la voluntad de Dios, puedes confiar en que Él siempre te
dará lo que realmente necesitas. No confíes en Mamón; ¡confía en Dios!
A TRABAJAR CON LAS MANOS:
Dobla una página de papel en
tres(según la foto de muestra) y que los niños dibujen su propio mapa para
llegar al cielo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario